
Amsterdam me ha vuelto a convencer. Aquí el autor británico
nos cuenta las aventuras y desdichas de unos personajes, a los que les une su relación con una mujer recientemente fallecida. Y de paso nos vamos a dar una vuelta
por la zona del distrito de los Lagos en Inglaterra, para hacer un poco de senderismo, conoceremos los pormenores y recovecos necesarios para construir toda una sinfonía del milenio, nada menos, y también nos adentraremos dentro de las redacciones de los periódicos en esos momentos en los que se decide o no, la publicación de fotos
comprometedoras que pueden cambiar el signo de unas elecciones. Y tras estas historias, asuntos menos terrenales, más filosóficos o éticos, como
el egoísmo, la falta de escrúpulos, el individualismo o en el fondo, el sentido
de la vida, si es que esta tiene alguno. Si todos estos asuntos se tratan en
apenas 150 páginas, muy amenas por cierto, vuelvo a insistir.
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