jueves, 10 de enero de 2013

Amsterdam. Ian McEwan


           Tercera novela de McEwan que me leo en tres meses. Desde luego todo un descubrimiento que recomiendo. Si, algo tienen que tener sus novelas para que acabes una y quieras empezar otra. Tal vez sea que sus tramas planteen asuntos interesantes, tal vez que escriba muy bien, tal vez que sus historias reflejen bien el mundo en el que vivimos o tal vez lo que sea. Sus novelas desde luego se leen  muy bien. Se puede decir que su escritura entra como el agua pese a tener la densidad de una Paulaner, se me ocurre esta cutre comparación.

           Amsterdam me ha vuelto a convencer. Aquí el autor británico nos cuenta las aventuras y desdichas de unos personajes, a los que les une su relación con una mujer recientemente fallecida. Y de paso nos vamos a dar una vuelta por la zona del distrito de  los Lagos en Inglaterra, para hacer  un poco de senderismo, conoceremos los pormenores y recovecos necesarios para construir toda una sinfonía del milenio, nada menos, y también nos adentraremos dentro de las redacciones de los periódicos en esos momentos en los que se decide o no, la  publicación de  fotos comprometedoras que pueden cambiar el signo de unas elecciones. Y tras estas historias, asuntos menos terrenales, más filosóficos o éticos, como el egoísmo, la falta de escrúpulos, el individualismo o en el fondo, el sentido de la vida, si es que esta tiene alguno. Si todos estos asuntos se tratan en apenas 150 páginas, muy amenas por cierto,  vuelvo a insistir.

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