jueves, 26 de septiembre de 2013

Irvine Welsh. Porno


            Como consecuencia del viaje a Escocia de este verano, (caminata de cinco días atravesando la falla que prácticamente corta Escocia en dos mitades y que alberga en sus dos terceras partes el famosísimo lago Ness, más una posterior circunvalación por el very north of la isla -homenaje a Ana Botella-, esta vez en vehículo a motor, más el  punto final al viaje  en la ciudad de Edimburgo)  además de dar la habitual chapa del viaje a familiares, amistades y compañeros de trabajo, a servidor le ha dado por continuar con el periplo turístico, ahora desde el sillón de mi casa,  leyendo alguna historia sobre el país visitado, la antigua Caledonia, el país de pictos y escotos, la actual Scotland.
 
           Concretamente el libro escogido ha sido esta vez Porno de Irvine Welsh, autor  nacido convenientemente en Edimburgo, en el que se nos cuenta una historia ambientada en la capital escocesa. Para que buscar más. Antes de continuar decir, adelantar que desde luego me ha gustado mucho, ayer mismamente fueron dos horitas las que estuve dándole a su lectura realmente placentera y divertida.
 
             Porno, hay que comentar, es la continuación de la famosa Trainspotting, aquella novela convertida en éxito cinematográfico en la que se nos narraban las peripecias, normalmente al margen de la ley,  de un grupo de drogatas originarios del barrio de Leith (donde, por cierto, estuve residiendo durante un tiempo  hará ya unos diez años). Justamente, casualidad oye, volvemos a la novela, son diez los años que han pasado para los personajes,  desde Trainspotting; algunas cosas han cambiado, ni siquiera todos viven en Edimburgo, pero algo continua desde luego igual: Ninguno de los personajes acaba de centrarse definitivamente. A medio camino entre el chanchullo y el disparate se encuentra el nuevo proyecto liderado por Sick Boy y que va a volver a reunir al grupo: El rodaje de una  peli porno. Este es básicamente el hilo conductor de la novela que vuelve a tener a Edimburgo y especialmente a Leith como escenario fundamental (aunque también hay viajes a Londres y Ámsterdam). Y junto al sexo, cocaína a raudales, alcohol sin tasa, bastante violencia y cualquier otra actividad de dudosa moralidad.
        
           En definitiva y allá va la despedida, novela creo que impresionantemente escrita, enormes diálogos, delirantes en muchos casos y por destacar algún aspecto más puramente formal, comentar la originalidad de la narración llevada a cabo por cinco personajes, sobresaliendo en este aspecto Frank, el psicópata-violento del grupo, todo un enorme monumento a la idiotez.
 
 

martes, 10 de septiembre de 2013

Bodas reales. Benito Pérez Galdós


             Con estas Bodas reales, en las que vemos pasar por el altar a una jovencísima Isabel II,  el autor canario da por finalizada la tercera serie de sus Episodios nacionales.  Leer a Galdós al igual que ver las pelis de Woody Allen o escuchar los discos del  recientemente fallecido J. J. Cale es terreno siempre firme y seguro. Sabes más o menos lo que te vas a encontrar, algo que siempre se encuentra entre lo bueno y lo muy bueno. Una forma eficaz de aprovechar el tiempo de disfrute.
           Pero terminada la anterior digresión, comentar y resumir de forma rápida  que en este episodio nos vamos a dar una vuelta por la primera mitad de la década de los cuarenta del siglo XIX. Vamos a conocer en la parte histórica del relato las vicisitudes de una España que se encuentra, titubeante  en sus primeros años modernizadores con una incipiente y primeriza especie de democracia (llamarlo así, además de inexacto da grima). Unos años, estos, bien representativos del siglo XIX y también de parte del XX con sus sublevaciones militares y sus dos Españas (ya las había ya), y con el telón de fondo de los cambalaches diplomáticos llevados a cabo con objeto de encontrar un marido a la reina. Isabel II a sus trece o catorce años no necesita un novio, si no un marido; se trata de toda una cuestión de estado, y cada cual se posiciona según sus ideas. Unos prefieren un extranjero, otros un nacional. Los hay que buscan el matiz ideológico y hasta alguno se atreve a hablar de amor. Para gustos los colores.
       En el plano de ficción, y paralelamente a los líos de palacio, seguimos las desventuras de la familia Carrasco, esos manchegos trasplantados a Madrid y a los que conocimos en  anteriores episodios. La matriarca sigue aquejada de morriña, sufre, como solo sufre una madre,  para que su parentela abandone este Madrid que no le gusta nada y vuelva a su Mancha natal. Curiosamente entre los asuntos familiares más urgentes se encuentra igualmente el asunto matrimonial. Ya es hora de que las dos hijas mayores asienten la cabeza y encuentren un buen partido. El asunto no está resultando tan fácil como debiera y como consecuencia va a traer a los cabezas de familia dolores de cabeza, agudos, a los que añadir a su dificultosa integración en Madrid.  
En definitiva, otro "episodio" más y van....