jueves, 20 de abril de 2017

Prim. Benito Pérez Galdós.



       Galdós desencadenado. Galdós en estado de gracia. O eso me parece a mi. Gran episodio, uno de los mejores de la serie. En Prim asistimos a la tenaz aventura revolucionaria (y golpista) de los progresistas de la época encabezados por su faro iluminador, su líder, su Pablo Iglesias, su macho Alfa: Prim, más de Reus que el vermut o el modernismo.  

         Varias son las intentonas que hacia 1866 aprox, van barruntando el fin de la Monarquía y el inicio de una fase nueva. La noche de San Daniel de carácter popular se le unen diversas intentonas militares con objeto cambiar el régimen. Unos golpes de estado militares, alzamientos, nada extraños en esta época. En la trama novelesca destaca la presencia casi fantasmal de Santiago Ibero impetuoso y aventurero jovenzuelo que busca aventura y también vamos a citar a Teresita Villaescusa, mujer sin oficio conocido con madre algo especulativa por decirlo de algún modo. En fin, todo lo que uno espera del mejor Galdós.

Cádiz. Benito Pérez Galdós



    Galdós nos ofrece un sitio, un lugar en el gallinero de las famosas Cortes de Cádiz. Butacas tal vez no en primera fila, pero suficientes para conocer el ambiente político y social en el que se desarrollaron los acontecimientos que llevaron a la aprobación de la Constitución de 1812.

Estamos en la primera serie y esta vez me he saltado el orden que llevaba cronológico. En este momento el héroe galdosiano es Gabriel, aquel mozalbete, si no me equivoco, que subía a alguna fragata española en la batalla de Trafalgar.

En todo caso, resumo a velocidad de crucero, no es de los mejores episodios galdosiano. Demasiado folletín.