viernes, 23 de marzo de 2012

La era del capitalismo. 1848-1875. Eric Hobsbawn

           En "La era del capitalismo”, continuación, de "Las revoluciones burguesas", el historiador británico Eric Hobsbawn nos va a explicar su interpretación histórica del periodo que va  desde 1848 hasta 1875. Una época esta plena de transformaciones y la que se profundiza en la  llamada doble revolución, la político-social y la industrial.  Como el título indica, el periodo, para el autor, está dominado por el éxito del capitalismo en un tiempo donde, salvo algunas revoluciones, este sistema económico triunfa sin apenas oposición allá por donde va. Es la edad de oro del colonialismo (para las metrópolis europeas) y por ahora el movimiento socialista (El manifiesto comunista de Marx y Engels se publica en 1848), el principal opositor del capitalismo, no ha acabado de tener la fuerza que años después desarrollará. Otro factor destacable de este periodo son las unificaciones de Alemania e Italia que tendrán importantes consecuencias en los años venideros.

              Me centraré en algunos párrafos que me han llamado la atención por su vigencia. La historia de repite, esto es un hecho, y también podríamos decir que no hay nada nuevo bajo el sol. 

Por ejemplo, hoy en día, en España sin ir más lejos, oímos decir aquello de que una buena educación es fundamental para la productividad (y la simple buena marcha económica de un  país).

Escribe el autor: “la entrada de la ciencia en la industria tuvo una consecuencia significativa: en lo sucesivo el sistema educativo sería cada vez más decisivo para el desarrollo industrial. Gran Bretaña y Bélgica, pioneras de la primera fase industrial, no contaban con los pueblos más cultos y sus sistemas de educación tecnológica y superior (si exceptuamos la escocesa) estaban muy lejos de ser de categoría. A partir de ahora, al país que le faltara una educación masiva y adecuadas instituciones educativas   superiores le sería casi imposible convertirse en una economía “moderna”; y, al contrario, a los países pobres y atrasados que dispusieran de un buen sistema educativo les sería más fácil desarrollarse, como, por ejemplo, Suecia". Pag. (65-66)


         Más adelante, la lectura de  otro párrafo, nos recuerda que las “burbujas económicas”, como la inmobiliaria, no son algo exclusivo de nuestro tiempo. Hablando de la masiva construcción de ferrocarriles nos cuenta lo siguiente.


“Entonces se produjo el colapso. Hasta para el paladar de un periodo al que le gustaban las elevadas alturas y los subidos colores de los auges económicos, resultaba demasiado dramático: 39.000 km de ferrocarril americano quedaron paralizados por la quiebra, los valores alemanes bajaron alrededor de un 60% entre la cumbre del esplendor económico y 1877 y lo que es pero, pararon casi la mitad de los altos hornos de los principales países productores de hierro. El aluvión de emigrantes al nuevo mundo quedó en un riachuelo…

          En otro párrafo se nos habla de las diferencias ideológicas (quien sabe si tal vez hubiera mucho de personalismo) que llevaron a la disolución de la Primera Internacional en 1872 me recuerdan que uno de los problemas de la izquierda en España su falta de unidad.

Dice "Hablando en términos generales, la primera gran batalla entre los sindicalistas puros(es decir liberales o liberales-radicales) y aquellos que tenían perspectivas más ambiciosas de transformaciones social, la ganaron los socialistas (si bien Marx tuvo la precaución de mantener a los británicos, sus principales partidarios, al margen de las batallas continentales). Consecuentemente, Marx y sus seguidores hicieron frente (y derrotaron) a los partidarios franceses del “mutualismo” de Proudhon, a los artesanos anti intelectuales y conscientes de las diferencias de clases, y posteriormente, a la alianza anarquista de Michael Bakunin (1814-76) todos ellos movimientos formidables por operar con métodos ordenadísimos de organizaciones, facciones, etc. disciplinadas y secretas."
(En fin un poco lío)

Y la ultima, hablando de las remesas de dinero que enviaban los emigrantes a sus países de origen, escribe lo siguiente. 

Dice: “Aún así, el dinero no estaba al alcance de los más pobres, aunque las sumas requeridas podían ser ahorradas con facilidad y enviadas desde América o Australia por los emigrantes, gracias a los altos salarios, a los parientes de la madre patria. De hecho, dichos pagos formaban parte de la vasta suma que se contabilizaba en los envíos desde el extranjero, ya que los emigrantes, desacostumbrados a los elevados gastos de sus nuevos países, fueron muy ahorradores."

Nada nuevo bajo el sol.

lunes, 12 de marzo de 2012

Las revoluciones burguesas. Eric J. Hobsbawn

         Si bien es posible decir que el ser humano desde tiempos inmemoriales ha ido evolucionando social, cultural  y tecnológicamente lo cierto es que ha habido momentos en la historia donde esos cambios  han dado un salto hacia adelante fundamental. Y sobre uno de estos momentazos, va este libro. Eric J. Hobsbawn nos cuenta en 300 y pico páginas los importantes cambios acaecidos en nuestra Europa (que hoy en día se tambalea una vez más) entre los años 1789 y 1848. El autor nos va a hablar de doble revolución, esto es, la Revolución Industrial que tiene su origen en Inglaterra y la político-social que  conocemos como Revolución Francesa.


La libertad guiando al pueblo. Delacroix

     En cuanto a la revolución industrial se analizan los factores que favorecieron su aparición como fueron el avance tecnológico, la inversión privada y capitalista en fabricas, el comercio a gran escala en el que adquiere un especial protagonismo el algodón, materia que debió de su poner en su tiempo toda una novedosa alternativa a la lana o el lino,  la existencia de unas colonias allende mares que sirvieron tanto como fuente de materias primas, por ejemplo el ya mencionado algodón, como de destino final de las las manufacturas realizadas con ellas en la metrópoli. También el uso a gran escala de fuentes de energía como el carbón y finalmente la abundancia de una mano de obra, proveniente mayormente de un mundo rural transformado en los últimos años, a los que les esperaba unos trabajos en la industria de largas jornada y pésimas condiciones.

            Por su parte la Revolución francesa supuso el primer gran ejemplo en el que  una serie de movimientos sociales iban a amenazar la supremacía de las clases más privilegiadas. Proceso que continuará a lo largo de todo el siglo XIX, en un bucle revolucionario donde las capas más bajas, el proletariado al fin y al cabo, intentarán poco a poco acercarse al poder, poniendo en aprietos a otras clases más acomodadas con las que en un primer momento colaboran para derribar a unas terceras todavía más ricas. Si, Hobsbawn es conocido por su admiración por los postulados de Marx y su interpretación de la historia dentro de lo que se conoce como materialismo histórico. Quizás uno de los problemas de este libro y de algunos otros de este autor es que  está cargado de opiniones, brillantes la mayoría no digo que no, pero quizás uno hecha en falta la narración pura y dura de acontecimientos históricos, que el autor por otra parte debe de dar por conocidos ya en el lector.

Aparte de la doble revolución que va a marcar este periodo, el autor, y eso está muy bien, da un interesante repaso en varios capitulos a otros aspectos menos de tipo pólitico como la vida cotidiana de las diferentes clases sociales o la ciencia y cultura de este tiempo.

martes, 6 de marzo de 2012

En la oscuridad. Ian Rankin


          Esta vez me he superado en mi dejación. Me quedaban apenas 50 páginas para terminar el libro y lo he abandonado. He decidido que me la traía floja saber como acababa esta historia, conocer quien era “mojama”, entender los tejemanejes de la poderosa familia escocesa y las relaciones de los anteriores personajes con los mafiosos recién salidos de la cárcel. Curioso que no me haya acabado de gustar este libro ya que no es el primero que leo de este autor, y los anteriores, (fueron otros 4 o 5) si recuerdo disfrutarlos y por lo tanto acabarlos. Eso si, los leí hace más de 10 años y tenía un motivación diferente. Primero por que las tramas de las novelas de Rankin están localizadas en la ciudad de Edimburgo y yo vivía entonces allí. Creo que cuando te cuentan una historia situada en una ciudad o territorio que conoces el argumento adquiere un mayor interés. Me pasa lo mismo con el Madrid de Galdós. Por otro parte leer libros en inglés tenía la motivación de aprender un idioma y la satisfacción de conseguirlo. 

       Total, que por "h" o por "b" no me ha acabado de enganchar. Llegaba un momento que leia tipo zombie, y esto hace ya muchos años que paso de hacerlo. La vida es corta y el tiempo que tengo para disfrutar de la literatura también.

       En la oscuridad es otra novela del inspector Rebus, un policía de vuelta de to, con su propia ética, que bebe demasiado y que le gusta la música de cuando era joven. Si, todo suena a topicazo, pero el problema de esta novela no es tanto que, al menos a los ojos de un no habitual de la novela negra, suene a lo mismo de lo mismo (los detectives de las series de la tele me siguen pareciendo todos iguales, y otra digresión más, Rebus tiene su serie de televisión  que creo llegué a ver  en alguna ocasión allá por U.K.), si no que la trama, en mi modesta opinión, flojea un mucho, creo que más que aquellas otras novelas que hace ya tiempo leí de este autor. Vuelvo al argumento: Básicamente se nos cuenta el hallazgo de varios cadáveres simultaneamente, uno de ellos en la reforma del edificio que albergaría un próximo parlamento escocés, lo que lleva a introducirnos dentro de de intereses políticos, familias poderosas y  mafiosos locales. Buff, más de lo mismo.  Y luego están  los compañeros de Rebus, el compañero trepa y las compañeras convenientemente jóvenes y atractivas. Curiosamente hay una trama paralela (como no he llegado al final no tengo ni idea de si las dos historias acaban convergiendo) que parece mucho más interesante y que simplemente tiene un papel más secundario.
        Conclusión. Cargo de conciencia por haber dejado el libro cuando me quedaban apenas 50 (si acaso) páginas = nada.
       Ojo el libro es ameno, simplemente me resulta insustancial y sus personajes más trillados que... (no se me ocurre nada para acabar la metáfora)
Te gustará: Si lo lees pa pasar el ratillo, en el metro por ejemplo, eres un incondicional de la novela negra y conoces Edimburgo
No te gustará: Si no cumples ninguna de las condiciones anteriores.