domingo, 27 de mayo de 2012

Oliver Twist. Charles Dickens



              Segunda novela consecutiva que me leo del escritor inglés. Debo de estar influenciado por aquello de que se celebra el aniversario de su nacimiento, muerte o resurrección que no sé. La verdad es que la Historia de dos ciudades me dejó un buen regusto. Pero, en cambio,  este Oliver Twist reconozco que me ha costado terminarlo. Y también reconozco que para conseguir acabar su lectura he tomado algunos atajos. Saltos de página a página más o menos aleatorios, algo que no es costumbre en mi, ya que si no me gusta un libro lo abandono y adiós. Pero bueno, no he perdido en ningún momento la trama y entre los detallados títulos de los capítulos y las ilustraciones que lo acompañan,  uno se va haciendo una idea de lo que pasa en las páginas ignoradas.

            Oliver Twist es la historia de las aventuras y desventuras del niño de mismo nombre. Oliver nos nace en un orfanato en la Inglaterra de un momento indeterminado del primer tercio del XIX. Si, Oliver nace desvalido y su vida no es fácil desde el primer momento. Oliver, ya en su tierna infancia sufre  muchas penurias. Problemillas en su supervivencia que se van a ir acrecentado al mismo tiempo que lo hace su cuerpo. Y su salida del orfanato, no supondrá el fin de sus adversidades si no más bien lo contrario.  Tras fracasar en sus labores como ayudante en diversos oficios va a acabar formando parte de un grupo de maleantes. Desde luego por momentos me recuerdan sus aventuras a las del Buscón don Pablos, (pero solo un poco). Ese grupo de delincuentes  tiene a un judío como ideólogo, una característica esta la de la raza que repite una y otra vez el autor, algo inimaginable hoy en día. Las principales manos ejecutores de los pérfidos planes del judío son niños, algo que como sabemos sigue sucediendo hoy en día, vamos que podemos considerar esta actividad de delincuencia infantil dirigida todo un clásico del delito. En Oliver Twist, la novela y el protagonista,  encontramos lo bueno y lo malo de las personas. Los malos son mayormente malos y los buenos mayormente buenos y llenos de buenos sentimientos y entre todos ellos predomina uno: Intentar reconducir la vida del protagonista, nuestro Oliver,  que tiene muy buen fondo y muy malos compañeros. Así es.

¿Por qué no me ha acabado de gustar?

         Difícil de decir. Tal vez el problema es que creo que le sobran páginas a la novela. Muchas de sus historias me parecen algo repetitivas. Tal vez al publicarse por entregas en la prensa de su tiempo favoreciera, si la cosa iba bien, o simplemente a petición del dueño del medio de comunicación que se alargara la historia, alargando igualmente así los beneficios obtenidos. Vamos no tengo ni idea, son cosas mías, no me hagan mucho caso.

En definitiva: Me gusto más Historia de dos ciudades.

jueves, 24 de mayo de 2012

Historia de dos ciudades


         Año de aniversario de la muerte o nacimiento de Dickens, no lo sé, y primera novela que recuerdo haber completado de leer  del escritor inglés. Si, quien sabe si hace ya años empezara la lectura de esta Historia de dos ciudades. Tal vez lo tuviera que hacer debido a que su lectura formara parte de algún trabajo escolar ya que dudo lo iniciara por propia decisión, en tanto en cuanto cuando era un crío no era muy aficionado a leer y menos todavía una novela ambientada en una época donde los personajes, según podría ver en alguna ilustración, vestían con esos abrigos largos y llevaban en su cabeza unos cabellos o pelucas rizadas al gusto su tiempo. Aquí abajo tenemos mismamente un retrato del autor. ¿Es este tipo atractivo para algún niño normal?


         
         Pero claro con los años uno evoluciona y un montón de tiempo después, si que soy aficionado a la lectura. Y después de muchos años lectores he descubierto que los clásicos son normalmente una apuesta segura. Y en el caso de Dickens, y más concretamente, de esta novela, lo he confirmado.
         
          Historia de dos ciudades, todo un culebrón de tintes folletinescos, nos cuenta los avatares de un grupo reducido de personajes,  (de unos sabemos mucho, de otros algo, y de otros nada, ahí está la gracia de la novela) en el contexto de la Revolución Francesa.  De todo el grupo de personajes personalmente me hace mucha gracia Lorry el “directivo” del banco Tellson, ahora que los bancos, y con razón, están en el punto de mira por la crisis. Desde luego las "entidades financieras" de aquellos años serían muy diferentes de los actuales empezando por su tamaño, pero además los valores de Lorry no parecen los de los banqueros de hoy en día.

        No voy a desvelar nada de la trama, ¿pa qué?, pero si resaltar que me ha parecido una novela muy interesante, donde pasan cosas, y aunque tal vez superficialmente, se  muestran valores  universales del ser humano como,  y valga la redundancia, el valor, la generosidad, el compromiso  o la amistad, amén, del inevitable amor (ya hablamos de que algo de folletín, a gusto de la época hay).

          Escrito por entregas,  publicadas en la prensa de su tiempo (esta forma de publicar una novela era muy típica por aquellos años, y sin ir más lejos en España también sucedía) el libro tiene un componente histórico, aunque me da la sensación de  que muy superficial. No estamos ante la exactitud y meticulosidad, ni mucho menos, de los Episodios Nacionales de Galdós, pero creo que si se recrea el ambiente de los años más duros y sangrientos de la Revolución Francesa.