viernes, 13 de diciembre de 2013

Cristianismo primitivo y religiones mistéricas. Jaime Alvear y otros

       La lectura de Vacas, cerdos, guerras y brujas de Marvin Harris y más concretamente del capítulo dedicado a interpretar la figura de Jesucristo, (del que por cierto mantiene la tesis de que tal vez no fuera tan pacifista como pensamos -nada de poner la otra mejilla-) me ha hecho, como sucede en otras ocasiones derivar mi atención hacia asuntos colaterales. Se puede decir aquello de que una cosa conduce a la otra.
 
     Y para saciar la curiosidad levantada por el capítulo antes mencionado he sacado de la biblio este tochete, un auténtico manual al uso, una especie de versión paginada de la Wikipedia. ¡¡Imposible imaginar-decir esto hace unos años¡¡.
 
        El libro desde luego me ha parecido realmente interesante. Claro que yo también iba, como he dicho, bien motivado. Contiene un buen compendio de informaciones que satisface al más curioso en estos asuntos, sobre todo si se trata de alguien que no es Sanchez Dragó. Gracias a sus páginas me he podido enterar de cosas que o bien no sabía o bien no tenía nada claro. Cosas como los primeros pasos del cristianismo, la formación de su teoría, de su teología. De sus primeros textos, muchos de los cuales forman el conocido como  Nuevo Testamento datados unas cuantas décadas después de la muerte de Cristo. Curioso conocer a los conocidos como Padres de la iglesia, ¿o son doctores?, y sus curiosos textos. Impresionantes por ejemplo las ideas comunistas–leninistas, maoístas casi, de Tertuliano por ejemplo. Las primeras comunidades de monjes o la expansión del cristianismo también tienen aquí su explicación. O las relaciones entre la nueva religión y la vieja, el judaísmo, o la que se estableció con el Imperio Romano que finalmente fue seducido totalmente por esta religión que acabó imponiéndose a los cultos mitológicos e infiltrándose dentro del propio estado hasta llegar al tuétano mismo: el emperador. Brillante proceso este.
 
    En cuanto a las religiones mistéricas, segunda parte del título, comentar que su nombre se debe justamente a que tenían como rasgo definitorio el mantener un misterio, una parte desconocida para los iniciados incluso para las principiantes. Unos cultos entre los que destaca el Mitraismo coetáneo por cierto  del Cristianismo y aquí viene lo importante, con los que ese establecieron unas relaciones que en muchos casos se ejemplifican a través del trasvase de ritos, algo inevitable por la vecindad y que han podido influir sin duda en algunas de las características del cristianismo, sin ir más lejos, los autores creen que la coincidencia entre el sosticio de invierno y la navidad es heredero de estos cultos mistéricos. Ahí queda eso.
 

miércoles, 4 de diciembre de 2013

El proceso. Franz Kafka

 
       Otro gran clásico de la literatura mundial al que meto mano. Y eso que tampoco soy de los que leo por obligado cumplimiento. De hecho durante años he tenido cierta aversión a esto de los clásicos, consecuencia imagino de mis años de estudiante cuando tuve/tuvimos que enfrentarnos, si o si, a lecturas, clásicos mayormente, que yo creo inadecuados para el común de los adolescentes (siempre está el empollón por herencia genética, tradición familiar o por simple generación espontánea). Si, lo que quiero decir es que recuerdo aburrirme con áridos textos cuando tenía digamos 15 o 16, o incluso 17 o 18,  años. Pero uno cambia, uno evoluciona, uno se hace todo un hombrecillo y luego un cuarentañero….y lo que te rondaré morena.
 
Si, para que lo voy a ocultar donde antes estaba un jovenzuelo irresponsable ahora hay un empollón gafotas/gafapasta.
 
Y ahora si disfruto con clásicos. Y por supuesto El Proceso me ha parecido por momentos sublime. Curiosamente, después de terminar su lectura, he sabido que esta novela fue publicada de forma póstuma, lo que me ha dejado un poco así, a ver si lo mejor del texto ha sido escrito por el corrector... Da igual, como no he acabado de informar mucho vamos a dar por bueno que el proceso es realmente 100% Kafka.
 
El proceso es la historia del señor K. al que en la primera página, para que esperar, es visitado por unos kafkianos policías judiciales que le comunican que está detenido y que se encuentra inmerso en un proceso. A partir de aquí el protagonista, un bancario de cierto rango y mucho futuro, no hace si no darse de bruces con una realidad que le impide conocer de que se le acusa ni de que consecuencias (malas se las teme) va a tener. Insisto, por momentos la trama se vuelve extraordinaria, engancha destacando sin duda la surrealista visita al pintor Tintorelli.
 
Lectura recomendada sin duda. Fácil de entender por que está considerada una obra maestra de la literatura all around the world.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Chesil Beach. IAN McEWAN

          Años 50, Reino Unido, chico conoce chica, chico y chica se casan. Noche de bodas (amenizada con algunos flashbacks) en un idílico paraje,  a lo británico,  concretamente la playa de Chesil en el sur de Inglaterra. Guijarros a tutiplén, pero esto no es lo importante. Lo importante es lo que pasa en su noche de bodas cuando los dos contrayentes van a meterse en un terreno desconocido: el sexo. Las cosas no acaban de salir bien y no se puede leer más.
        Quinta novela en menos de un año que leo de McEwan por lo que no puedo decir eso de que "menudo descubrimiento." Ian es ya territorio conocido y lo único que puedo hacer es insistir, confirmar que este autor no decepciona nunca. Cinco de cinco, cien por ciento de aciertos. Claro que sus novelas tampoco son tochos ingobernables. Chesil beach da para dos o tres horas de lectura. Esta es quizás la más pequeñita en tamaño de las cinco pero la historia que cuenta, pequeña también, deja mucho, mucho poso. Si, la novela nos habla de esas rarezas personales y de las rarezas que provoca una sociedad mojigata,  sus consecuencias e implicaciones.
 
A por la siguiente.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Vacas, cerdos, guerras y brujas. Marvin Harris

       Tras la revelación, la catarsis, el punto y aparte que supuso la lectura de Nuestra especie he vuelto a acercarme a las entretenidas y originales teorías de Marvin Harris en un libro que ya leí hace unos 20 años al menos. De forma similar a Nuestra Especie,  el antropólogo norteamericano va a elegir unos cuantos asuntos del tipo cultural con una aparente falta de relación entre ellos y nos va a  intentar,  como pretendía Pepe Isbert en Bienvenido Mr Marshall, darnos una explicación.
 
       En el primer capítulo nos habla de la archiconocida vacofilia de los indios de la India.  La explicación que nos da a tan extraño comportamiento Mr. Harris se resumiría, muy resumidamente, en que la vaca ha sido tradicionalmente el último recurso de las familias más pobres, una especie de miles de euros en la cartilla de un jubilado. Además el animal no gasta mucho; por aquí come básicamente lo que pilla en muchos casos simples desechos,  también nos dice que no nos debemos dejar engañar por su aspecto flacucho; la llegada de unas lluvias, tal vez del monzón, haga convertir al cuadrúpedo cornudo,  en una versión bovina de Falete.
 

       Don Marvin a continuación se pone a hablar de cerdos, (los animales) y de la repulsión y rechazo que tienen entre judíos y musulmanes. Aquí, si no me equivoco y también resumiendo  mucho, pero mucho, la teoría del autor es que la marranofobia no deja de ser una inteligente decisión de adaptación al medioambiente, ya que el cerdo no resulta rentable ecológicamente hablando en zonas secas como las que habitaban los primitivos judíos. ¿Y por qué continua este comportamiento cuando el hábitat y su clima correspondiente es diferente?. Pues en antropólogo tiene una respuesta, que no es otra que se trata de una forma de mantener el hábito religioso,  una costumbre ancestral, una forma de cohesión grupal. De los musulmanes cuenta algo parecido.

Marvin Harris pensando en sus cosas
         Posteriormente nos acercamos a asuntos más belicosos como la guerra primitiva, nada que ver con los conflictos entre naciones y estados modernos, quizás la parte que menos me ha interesado y que el autor quiere poner en relación también con asuntos demográficos y de otro tipo. Esta parte, ya digo, no me ha entusiasmado. Yo soy pacifista. Haz el amor y no la guerra o haz la guerra del amor.
 
       Es tiempo ya de hablar de la interpretación que hace el autor del  Potlach un curioso rito o costumbre en el que los hombres poderosos de las tribus que habitan o habitaban la costa septentrional de América del norte competían, en busca de un mayor  reconocimiento con el que alimentar sus egos, destruyendo propiedades (propias) de todo tipo , llegando, dice el autor en su versión más extrema, a darse casos de prender fuego a su propia casa. Si, estamos en un asunto que todos conocemos muy bien: el aparentar, el presumir. Justamente, reflexiona Mr. Harris, es curioso observar como muchas personas echan y echan horas en el trabajo no por supervivencia si no simplemente por alcanzar mediante el consumo desmedido y absurdo el estatus, la apariencia de las clases más altas, los ricos que realmente no tienen que trabajar para darse las vidorras que se dan.


         Tras intentar aclararnos lo que realmente hay detrás del Potlach, inicia un capítulo con el sugerente título de El cargo fantasma y el asunto vuelve a ponerse muy interesante. El mito del cargo que relaciona con poblaciones nativas dominadas económica o militarmente por otros pueblos o naciones extrañas y la esperanza que albergan en que la venida de un cargo (en forma de barco, avioneta o cualquier otro método) con provisiones de todo tipo o de un líder, les ayude a superar su situación de dependencia. Este asunto le  viene ni que pintado para hablar de nuestro mesías favorito, Jesucristo.  Creo que es esta la parte que más me ha interesado de todo el libro ya que Harris intenta dar una explicación al origen del cristianismo, poniéndolo en relación con la lucha de los judíos contra los dominadores romanos. Nos cuenta el autor que tal vez Jesucristo no fuera tan pacifista como luego se nos ha contado, que perhaps predicara más que la paz entre los hombres, la lucha contra el invasor y que se atribuyera o le atribuyeran ser el elegido, esa especie de cargo que aplastaría al tirano invasor. El pacifismo vendría luego, en una reinterpretación posterior cuando al cristianismo no le quedaba otra que, tras la derrota final y destrucción del Templo, que para intentar prosperar (o simplemente subsistir) hacer verse como una inofensiva religión que no tenía ningún interés en socavar el poder imperial. Interesantes teorías. (Por cierto, el autor refuta estas ideas mostrándonos algunos pasajes del Nuevo Testamento en los que se puede entrever una sorprendente violencia. Mismamente se me viene a la cabeza la expulsión de los mercaderes del templo.
 
       Y ya no queda si no hablar de las brujas, otro asunto que analiza con cierta profundidad y que tiene como conclusión que las brujas (más bien el invento de las brujas) se trató realmente, entre unas cosas, de toda una fantástica invención con la que crear una cabeza de turco a la que echar la culpa de todos los males y así desviar la atención de la verdadera realidad en forma de crónica injusticia social. (También aquí resumo demasiado)
 
       Y a modo de epilogo unas cuantas diatribas contra lo que llama la contracultura.

 

 

martes, 12 de noviembre de 2013

Trafalgar. Benito Pérez Galdós


        Por más que lo intente Pérez Reverte, Trafalgar, la novela, es la de Galdós. Santa Rita Rita lo que se da no se quita. Galdós fue el primero y aunque reconozco no haber leído Cabo Trafalgar,  si que he visto unas cuantas entrevistas al ex-reportero de guerra y de lo que cuenta sobre su novela no acabo de encontrar nada realmente novedoso respecto a la versión galdosiana. Salvo error u omisión, admito.
 
        Mismamente en la última entrevista que he leído en la que Pérez Reverte era preguntado por el papel desempeñado por algunos protagonistas en la batalla, como Churruca, Gravina, Alcalá Galiano o el principal responsable de la coalición, un francés  de apellido Villenueve sus respuestas y opiniones no difieren en mucho o en nada diría yo, de las que nos hace Galdós a lo largo de toda la novela y muy especialmente en una especie de breve  resumen que nos deja al final.
 
     Dejemos esto que además no tengo nada contra Pérez Reverte.

     Trafalgar, la primera de las entregas de los Episodios Nacionales, es todo un modelo, un prototipo, de lo que serán las cuarenta y tantas entregas siguientes. Esa fantástica mezcla, marca de la casa, entre historia y ficción. Una historia que nos cuenta los prolegómenos, el desarrollo y las primeras consecuencias de una de las más famosas batallas de nuestra historia. La que tuvo como protagonistas a  la extraña coalición entre franceses y españoles, frente a los ingleses en el año del señor de 1805 y que se saldó con la derrota de los mediterráneos, pese a jugar en casa, apunto. Trafalgar supuso, dicen los entendidos, todo un  tiro de gracia a nuestro país, muy especialmente en lo que se refiere a nuestro poder militar en el mar, con consecuencias, malas, a corto y medio plazo sobre todo en lo que respecta a nuestra importancia y correspondiente peso a nivel internacional.
 
           Y por supuesto tenemos la trama novelesca protagonizada fundamentalmente por el primer héroe de los Episodios. Gabriel, Gabrielillo, un mozalbete de apenas catorce años que siguiendo a su amo se va a infiltrar en todo el cogollo de la historia y por el que vamos a conocer, como si llevara una cámara en el cogote, esos acontecimientos históricos condimentados con otros matices novelescos.
 
 

lunes, 11 de noviembre de 2013

La Revolución Francesa. Francois Furet y Denis Richet

        Desde hacía tiempo tenía ganas de volver a leer algo sobre la Revolución Francesa, algo más profundo que la Wikipedia, (que no está nada mal, por cierto). Vivimos tiempos convulsos, aunque nada comparado de momento con otros pasados, y nada mejor para intentar entender algo de todo lo que pasa que mirar un poquito para atrás. La Revolución Francesa resultó ser todo un hito en la historia de Europa ya que supuso una formidable ruptura con el Antiguo Régimen. ¿Estamos hoy en día en un momento histórico de esos de ruptura? Ni idea. Aunque me inclino a pensar, ignorante de mí, que no.
 
       Lo que si es cierto es que lo que se desencadenó en 1789 si lo fue, que cambió el mundo, dicen, y que pasaron muchas cosas increíbles, ya que alguno de sus contemporáneos podría haber dicho, como en Blade Runner,  “he visto cosas que no imaginarais”. Cosas, por ejemplo, como la amputación de la cabeza al monarca, las novedosas elecciones, eso sí, censitarias y solo para los varones, más  una sucesión de gobiernos que curiosamente concluirían con un tal Napoleón, tal vez, no digo que no,  un hombre ilustrado,   pero que curiosamente, esto se repite a lo largo de la historia en la mayoría de las revoluciones, terminó por convertirs en todo un tirano  que acabó por dedicar gran parte de su esfuerzo en la dudosa tarea de invadir a sus vecinos. Si, observar en como acaban muchas de las revoluciones en un tema curioso.
 
       La Revolución Francesa escrita al alimón por  Francois Furet y Denis Richet  hay que decir que tiene la virtud de que cada capítulo se inicia y termina con una reflexión en la que se nos explica  y resume de forma bastante didáctica el asunto. En cuanto al libro desconozco si se venderá todavía, ya que la edición que saqué de la biblioteca es viejuna, viejuna.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Solar, IAN McEWAN


       Sinceramente Solar no me ha parecido de lo mejor de Mcewan. Y aun así, me ha tenido enganchado, me lo he pasado bien y me ha hecho reflexionar. ¿Qué más se puede pedir a una novela? ¿Qué más se puede pedir a una hora diaria de nuestro tiempo? Si ,esa es la primera impresión que tengo al ponerme ahora mismo a teclear en el ordenador. Este autor, lo hace tan bien que hasta lo imperfecto es bueno.
 
         Solar es la historia de Frank Beard un científico tan reputado que puede presumir de haber recibido el premio Nobel y que ha orientado su carrera hacia las energías renovables. Vamos, que solo le falta ir al trabajo en bicicleta para ser la cumbre de la perfección moderna. Pero, siempre hay un pero, claro, no todo es limpio y fantástico en el personaje. Tiene unos cuantos defectillos, algunos perdonables y otros no tanto lo que sin duda va a ser la salsa de la novela.
 
        Tengo que decir que si algo me gusta de las novelas de Mcewan, como también de algunos otros, se me viene a la cabeza Franzen sin ir más lejos,  es que nos cuentan historias actuales (Expiación es una excepción), algo que parece más arriesgado que la clásica novela histórica tipo best seller. Sí, creo que meterse en el berenjenal de la energía y sus mercados, concretamente en su versión más ecológica, es un tema que puede resultar polémico sobre todo si te sales de lo políticamente correcto. Si, creo que la mayor virtud de Solar es que nos cuenta una historia personal cuanto menos divertida, la caída en desgracia del personaje, y además nos hace reflexionar sobre algunas cosillas. Entretener, aprender y reflexionar ¿Qué más se puede pedir a un rato de lectura?

domingo, 13 de octubre de 2013

Nuestra especie. Marvin Harris


           Este era un libro que me tenía que leer… y rápido. Rodeado por fanáticos de su lectura, acorralado entre fans, groopies y hooligans del autor que copaban todas las conversaciones, ya fuera tomando una cerveza en alguna terraza de la ciudad o caminando por una trocha en la Pedriza,  estaba cantado que no me quedaba más remedio que meterle mano a este libro. Anticipándose, tal vez observando mi sufrimiento al ser ninguneado, una vez si y otra también, al abrir minimamente la boca y ser espetado con un “pues Harris opina esto” u otro  “pues según Marvin esto se debe a...”,  Eva acertó plenamente al regalarme la versión bolsillo (espero que no haya otra más grande circulando por ahí) del susodicho libro. Y esa misma noche ¿O fue a la vuelta de vacaciones? los acontecimientos se precipitaron: No había forma de separarme de mi nuevo ídolo. Solo hablaba de Harris, y cualquier reproche a alguna de sus teorías era respondido con un gruñido que salía de mi interior y me ponía de muy mal humor. En fin, resumiendo, que me ha picado la mosca Harris-Harris.  
 
        Y eso que Don Marvin ya era autor conocido para servidor de ustedes desde hace unos cuantos años. Concretamente hará más de veinte cuando en mis años universitarios leí su Vacas Cerdos, Guerras y Brujas, como parte de la bibliografía necesaria para poder aprobar la asignatura de Etnología ¿O era Filosofía?. Da igual, lo importante es que ya sabía que Marvin era un tipo con prestigio (también con detractores), sus libros eran publicados en España por una importante editorial y que lo que contaba era interesante y resultaba original.
Yanomani Futbol Club (sub 12). De esta y otras cuantas tribus habla el Sr. Harris
        En Nuestra especie el antropólogo norteamericano nos ofrece lo que para mi es un muy original repaso a la naturaleza humana. No es desde luego nada exhaustivo y aunque parece intentar mantener una cierta cronología,  lo cierto es que en la práctica va saltando de tema en tema. Esto ya lo avisa en el prólogo. Habla de asuntos que sabe (o cree saber) y renuncia, lógicamente, a hablar de otros temas de los que no tiene ni idea.
          Asuntos, por ejemplo, del tipo de por qué no tenemos pelo o las diferencias reales entre las distintas razas.  Otros temas que trata el autor tienen un componente algo más profundo en lo cultural como el tema de la sexualidad, la agresividad innata o la religión. Pero además de lo interesante de su contenido hay que destacar el tono divulgativo de su narración. Las respuestas que nos da, las creamos a pies juntillas o no, son bastante fáciles de entender, ya que afortunadamente no utiliza un lenguaje rebuscado, a pesar de que estamos en medio de conceptos a veces algo teóricos y abstractos  y de que en ocasiones se utilicen términos científicos difíciles de escuchar, digamos, en una discoteca (mi lugar habitual). Si, Nuestra especie resulta una lectura relativamente fácil. Vamos, podemos decir que Marvin Harris no pertenece al grupo de pendantones que, pongamos el caso,  te escriben una frase en latín o francés y no te la traducen presuponiendo de manera elitista y sobre todo ignorantemente que sus lectores dominan ambas lenguas, la muerta y la viva.
          Sus teorías y conclusiones están basada en datos arqueológicos e históricos, el comportamiento de especies parecidas a las nuestras, básicamente chimpancés y muy especialmente, como buen antropólogo, en estudios realizados sobre pueblos primitivos de esos que todavía subsisten en lo más intrincado de la selva amazónica, el interior de África o perdidas islas en el Pacífico.
        Y detrás de todo esa información una idea para el futuro. El ser humano está tremendamente condicionado culturalmente. Ciertamente los genes determinan mucho de nuestra existencia, pero, a diferencia de las otras especies animales terrestres, tenemos la libertad suficiente como para movernos culturalmente en la dirección que queremos. Un mensaje tal vez demasiado optimista ya que como dice el autor, hablando de las guerras los belicistas parecen más animados a tomarse en serio sus pretensiones agresivas y los pacifistas como que son más pasotas (esta última reflexión es una libre interpretación mía de una de sus frases ya que no puedo mirar el libro ahora mismo) 

miércoles, 9 de octubre de 2013

Desgracia. J.M Coetzee


           Cuando uno lee al sudafricano rápidamente comprende por qué es todo un premio Nobel. Aunque tal vez podamos sospechar que muchos de estos galardones- aunque el Nobel sea el premio de los premios- tienen algo  de políticamente correcto, (ahora este país, ahora este continente, ahora una mujer, ahora uno mayor, ahora uno más joven, ahora esta y otra raza) lo cierto es que la literatura de Coetzee tiene una enorme calidad, en el sentido, el único sentido a lo mejor que hay, de que consigue meter sus historias muy dentro del lector. Su estilo me parece austero, sencillo, con pocas florituras y muy efectivo para contar historias que podríamos definir como, tic-tac, tic-tac... ¿sombrías?.
        Desgracia es una historia de gente que lo va a pasar mal y también de como de un acontecimiento o dos, pueden cambiar toda la existencia de una persona. Por supuesto no voy a destripar nada de la trama, simplemente comentar que el protagonista principal es un profesor de universidad de cincuenta y dos tacos exactamente, al que le va a cambiar, a peor, a mucho peor, la vida por un par de acontecimientos. El primero consecuencia de sus propios actos. El segundo no. Y entre medias de estas dos historias a través de las cuales nos vamos a dar una vuelta por la Sudáfrica posterior al Apartheid, una sociedad dividida social y económicamente, y en la que los blancos concretamente van a sufrir las consecuencias inversas de años de dominio.
       Tan solo añadir que aunque se dice que el humor es síntoma claro de inteligencia, la literatura de Coetzee, al menos en las dos novelas que he leído muy poco tienen de divertidas. Los temas son realmente serios y complejos y la seriedad, el drama, está más que justificado.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Irvine Welsh. Porno


            Como consecuencia del viaje a Escocia de este verano, (caminata de cinco días atravesando la falla que prácticamente corta Escocia en dos mitades y que alberga en sus dos terceras partes el famosísimo lago Ness, más una posterior circunvalación por el very north of la isla -homenaje a Ana Botella-, esta vez en vehículo a motor, más el  punto final al viaje  en la ciudad de Edimburgo)  además de dar la habitual chapa del viaje a familiares, amistades y compañeros de trabajo, a servidor le ha dado por continuar con el periplo turístico, ahora desde el sillón de mi casa,  leyendo alguna historia sobre el país visitado, la antigua Caledonia, el país de pictos y escotos, la actual Scotland.
 
           Concretamente el libro escogido ha sido esta vez Porno de Irvine Welsh, autor  nacido convenientemente en Edimburgo, en el que se nos cuenta una historia ambientada en la capital escocesa. Para que buscar más. Antes de continuar decir, adelantar que desde luego me ha gustado mucho, ayer mismamente fueron dos horitas las que estuve dándole a su lectura realmente placentera y divertida.
 
             Porno, hay que comentar, es la continuación de la famosa Trainspotting, aquella novela convertida en éxito cinematográfico en la que se nos narraban las peripecias, normalmente al margen de la ley,  de un grupo de drogatas originarios del barrio de Leith (donde, por cierto, estuve residiendo durante un tiempo  hará ya unos diez años). Justamente, casualidad oye, volvemos a la novela, son diez los años que han pasado para los personajes,  desde Trainspotting; algunas cosas han cambiado, ni siquiera todos viven en Edimburgo, pero algo continua desde luego igual: Ninguno de los personajes acaba de centrarse definitivamente. A medio camino entre el chanchullo y el disparate se encuentra el nuevo proyecto liderado por Sick Boy y que va a volver a reunir al grupo: El rodaje de una  peli porno. Este es básicamente el hilo conductor de la novela que vuelve a tener a Edimburgo y especialmente a Leith como escenario fundamental (aunque también hay viajes a Londres y Ámsterdam). Y junto al sexo, cocaína a raudales, alcohol sin tasa, bastante violencia y cualquier otra actividad de dudosa moralidad.
        
           En definitiva y allá va la despedida, novela creo que impresionantemente escrita, enormes diálogos, delirantes en muchos casos y por destacar algún aspecto más puramente formal, comentar la originalidad de la narración llevada a cabo por cinco personajes, sobresaliendo en este aspecto Frank, el psicópata-violento del grupo, todo un enorme monumento a la idiotez.
 
 

martes, 10 de septiembre de 2013

Bodas reales. Benito Pérez Galdós


             Con estas Bodas reales, en las que vemos pasar por el altar a una jovencísima Isabel II,  el autor canario da por finalizada la tercera serie de sus Episodios nacionales.  Leer a Galdós al igual que ver las pelis de Woody Allen o escuchar los discos del  recientemente fallecido J. J. Cale es terreno siempre firme y seguro. Sabes más o menos lo que te vas a encontrar, algo que siempre se encuentra entre lo bueno y lo muy bueno. Una forma eficaz de aprovechar el tiempo de disfrute.
           Pero terminada la anterior digresión, comentar y resumir de forma rápida  que en este episodio nos vamos a dar una vuelta por la primera mitad de la década de los cuarenta del siglo XIX. Vamos a conocer en la parte histórica del relato las vicisitudes de una España que se encuentra, titubeante  en sus primeros años modernizadores con una incipiente y primeriza especie de democracia (llamarlo así, además de inexacto da grima). Unos años, estos, bien representativos del siglo XIX y también de parte del XX con sus sublevaciones militares y sus dos Españas (ya las había ya), y con el telón de fondo de los cambalaches diplomáticos llevados a cabo con objeto de encontrar un marido a la reina. Isabel II a sus trece o catorce años no necesita un novio, si no un marido; se trata de toda una cuestión de estado, y cada cual se posiciona según sus ideas. Unos prefieren un extranjero, otros un nacional. Los hay que buscan el matiz ideológico y hasta alguno se atreve a hablar de amor. Para gustos los colores.
       En el plano de ficción, y paralelamente a los líos de palacio, seguimos las desventuras de la familia Carrasco, esos manchegos trasplantados a Madrid y a los que conocimos en  anteriores episodios. La matriarca sigue aquejada de morriña, sufre, como solo sufre una madre,  para que su parentela abandone este Madrid que no le gusta nada y vuelva a su Mancha natal. Curiosamente entre los asuntos familiares más urgentes se encuentra igualmente el asunto matrimonial. Ya es hora de que las dos hijas mayores asienten la cabeza y encuentren un buen partido. El asunto no está resultando tan fácil como debiera y como consecuencia va a traer a los cabezas de familia dolores de cabeza, agudos, a los que añadir a su dificultosa integración en Madrid.  
En definitiva, otro "episodio" más y van....

miércoles, 24 de julio de 2013

Cristobal Colón. Felipe Fernández Armesto



         Aunque desde luego la aventura descubridora de Colón resulta realmente atractiva, seguramente la verdadera razón de que me haya leído este libro no se deba tanto a la epopeya marinera del genovés como que el autor de este libro lleva el nombre de Felipe Fernández Armesto, historiador que me sorprendió tremendamente en el libro Civilizaciones leído por mi persona hace un par de meses y del que por supuesto dejé la correspondiente entrada en este blog. Todo lo que había y me gustó en el anterior libro se ha vuelto a encontrar en esta biografía de Colón en la que aparecen de nuevo las mismas virtudes escritoras e historiadoras del británico de nombre español: Rigurosidad, claridad, amenidad y originalidad por decir cuatro, exactamente cuatro. Desde luego su personal estilo me hace afirmar hoy, día del señor, exactamente 22 de julio de 2013, que es mi historiador favorito.

 

       Vayamos con el libro.  El personaje de Colón y su aventura atlántica es verdaderamente impresionante. Una obviedad decir esto, y cuando uno imagina preparar una expedición basada en unos mapas de chiste, con unos medios técnicos primitivos y unas maneras de orientarse de cuenta de la vieja no queda si no alucinar de que alguien se embarcara en aquellas carabelas. El descubridor queda muy bien retratado por el historiador británico, como una persona con una fuerza vital impresionante, capaz de sobreponerse a cualquier adversidad marinera y administrativa y al que le movía, una de las cosas que sin duda han hecho mover al mundo: La ambición. Si, y termino esta entrada, me da por reflexionar que aunque la ambición sea uno de los motores del la vida lo cierto es que no acabo de tener  muy claro, ni siquiera en el caso de Colón, de oficio descubridor, si el mucho ambicionar nos hace mejores o más felices. Quiero decir que no sabemos si es más sabio conocer mucho o vivir en pequeño.

 

Y el libro muy bien, recomendable.

 

martes, 16 de julio de 2013

Verano. J.M. Coetzee



          Verano, de J. M. Coetzee, resultó ser el mejor libro del año 2010. Esta llamativa declaración  la acabo de encontrar en Internet tras teclear en Google título y autor. Al menos así lo consideró Babelia, suplemento literario de El PAÍS. Curioso, me ha resultado saber eso, que acabo de terminar un libro considerado por la crítica el number one de su año. Y es que siempre me ha llamado la atención esas listas que elaboran los especialistas en la materia acerca de lo mejor del año, lógicamente cuando este termina. Una de las cosas que verdaderamente me fascinan de estas clasificaciones, no sé a ustedes, es la cantidad de autores para mi desconocidos que aparecen incluidos. Y no me refiero simplemente a literatura. Igualmente sucede en otros campos del entretenimiento o del arte, mismamente la música. También me llama la atención, me pregunto, volvemos a lo literario, si todos los libros listados han sido leídos (enteramente) por todos los críticos que intervienen. Bueno, sea lo que sea lo que quiero decir es que me sorprende y encanta haber leído todo un "libro del año" ¡¡y sin saberlo previamente¡¡. Y eso que, he de adelantar, cuando leía Verano pensaba que tenía entre manos algo menor, una novelita sin mayores pretensiones de un autor consagrado, como el sudafricano, todo un  premio Nóbel. Es curioso, insisto, que me parecía que debía de ser una novelita más entre tantas otras del autor. De hecho me decía a mi mismo: "Después del verano leeré alguna de sus novelas importantes".


             Dicho todo lo anterior tengo que continuar diciendo, creo no haberlo mencionado antes, que Verano me ha gustado mucho. Para empezar el planteamiento, a modo de falso documental: Un periodista trata de recomponer la existencia del autor, Coetzee, recientemente fallecido, visitando a algunas de las personas que le conocieron en los años previos a su éxito más masivo. Toda una autobroma, casi macabra, que, lo importante, nos va a adentrar en un asunto fundamental:  Cómo nos ven los demás, qué imagen tienen realmente de nosotros y en definitiva cómo eres (a los ojos de los otros). El resultado es desde luego muy interesante. Y hay que decir que Coetzee no practica el autobombo. No es del tipo Mourinho. A través de los ficticios (o no) personajes que aparecen en el libro, el autor queda retratado una persona un poco extraña, nada atractiva, ni física ni personalmente a las mujeres, aunque eso si con un cierto halo (como buen escritor) entre intelectual y misterioso. Desde luego han sido justamente los capítulos protagonizados por algunas de las mujeres que pasaron de una manera u otra por su vida los que más me han gustado. Parecen bastante creíbles y desde luego la imagen que pintan del autor (y de su padre) tienen lo suyo. Pero igualmente interesante para mi es conocer un poco de esa sociedad sudafricana justamente en los años que supondrían el final del sistema del Apartheid.


Después del verano desde luego seguiré leyendo a Coetzee Muuuy recomendable.

viernes, 5 de julio de 2013

Secretos a voces. Alice Munro


        La literatura de Alice Munro parece todo un enigma. Mismamente el otro día paseando, me dio por pensar en términos que definieran su estilo y me vinieron a la mente algunos muy dispares, casi contradictorios. Así, yo diría que su literatura es realista, intimista, costumbrista, turbadora, sencilla, cautivadora, onírica, etc. Lo enigmático del asunto es que todo ello encaja perfectamente en sus pequeñas dosis literarias como escritora de relatos cortos. De forma tan perfecta se produce esa síntesis de elementos diferentes que el resultado, sus relatos,  enganchan (al menos a mi) de forma realmente adictiva. Por otra parte, ahora que lo pienso... ¿Por qué puede interesar a un varón mesetario como yo las historias personales de unas señoras canadienses en los años 30 o 50 del pasado siglo? Además, añado, si ni siquiera soy aficionado a leer relatos cortos...¡¡¡ yo soy de la novela clásica-200-400 pgs.  de toda la vida¡¡¡
 
           Alice Munro, candidata al parecer al premio Nóbel, insisto es un enigma. ¿Cómo me consigue enganchar su prosa con esas frases aparentemente poco elaboradas que parece las puede escribir cualquier suspendedor de la ESO?. Da igual de que me siga haciendo preguntas al estilo Mourinho (con entonación llorona y acento luso)  ¿Por qué? ¿Por quéeee?. Lo importante es que engancha.
 
     En Secretos a voces, tercer libro que me leo en un año (aprox.) de doña Alice, no hay nada nuevo que no te encuentres en los anteriores El amor de una mujer generosa y La vista desde Castle Rock. Otra vez  nos vamos a Canadá, en este caso a la localidad de Carstairs, (no tengo ni idea, y mira que ahora es fácil saberlo con el internete si existe o no esta localidad) donde nos vamos a encontrar con una decena, (aprox). de historias donde la mujer es protagonista principal. Al igual que en anteriores relatos sus personajes no destacan por nada especial, pertenecen a una gris y amplia clase media. Historias que parecen cotidianas donde la vida fluye aparentemente con mucha normalidad con algunas excepciones que se agradecen, como la historia de la mujer secuestrada en Albania o el flipante encuentro con marcianos. De todo un poco pero todo parece sencillo, sencillo.

martes, 25 de junio de 2013

Civilizaciones. Felipe Fernández-Armesto



             Civilizaciones es sin duda uno de los mejores libros de historia que he leído. Y su autor, Felipe Fernández-Armesto, hasta ahora un desconocido para mi persona, es igualmente uno de los historiadores que más me han sorprendido positivamente. Voy más lejos aún, creo que desde que empezé a leer a Eric Hobsbawn es el más me ha sorprendido (positivamente, again)
 
            El libro lo tiene todo para gustar a cualquier persona que tenga un mínimo de curiosidad por estos asuntos históricos. Bien escrito, claro, aparentemente muy bien documentado y sobre todo con un planteamiento que sorprende.  Creo que es justamente la originalidad de su enfoque el punto fuerte y lo que más me ha sorprendido (positivamente por tercera vez). Y es  que el autor, alguno podría suponer, no va seguir la más clásica y habitual división de las distintas civilizaciones terrenales, por ejemplo,  sin ir más lejos, la que podría estar detrás de aquella Alianza de civilizaciones que pretendía proponer-apadrinar el anterior presidente del gobierno (no tengo ni idea de que fue de aquello); Una división que hace más caso a la religión como elemento cohesionador de una civilización y diferenciador frente a otras. No,  el punto de vista de Felipe Fernández-Armesto es bien diferente ya que  divide o clasifica a las civilizaciones atendiendo a otros rasgos en los que la geografía y la propia naturaleza ( y sobre todo la manera que tienen  los diferentes pueblos y culturas de acercarse y enfrentarse a ella) como elemento realmente vertebrador. Desconozco  (no creo que sea la persona más indicada para opinar) si sus teorías son las más acertadas pero a mi me parecen convincentes... y que coño, entretenidas.
 
             Y para terminar comentar que el autor parece desde luego todo un personaje. Solo hay que meterse en YouTube para encontrar algunos vídeos en los que aparece y en los que muestra una presencia y forma de hablar bastante particular. Este hombre, al menos para mi, parece todo un geniecillo en el sentido más positivo del término. Al parecer según he podido leer o escuchar en alguna entrevista (ya no sé exactamente) mantiene la teoría de que es la alimentación el hecho fundamental que ayuda a comprender a un pueblo, una cultura o una civilización. Y no, no es el enfoque gastronómico tal y  como aparece hoy en día en exitosos (y entretenidos todo hay que decir) programas televisivos como, Pesadilla en la cocina o Masterchef, por ejemplo, el que le interesa,  si no más bien el que nos habla de que  una cultura, unos  hábitos y  una forma de relacionarse con el medio.
 
          Libro más que recomendable. En cuanto lo devuelva a la biblioteca saco otro del mismo autor. Mono parece esto.
 
 

jueves, 13 de junio de 2013

Victus. Barcelona 1714. Albert Sánchez Piñol


        Lo primero una felicitación a mi persona. ¡¡Muy bien, Santi¡¡. Que meritorio haber acabado, casi ya metidos en verano (leo menos con el calor), este tochazo de 600 páginas en 15 días. Bueno, también felicitemos al autor que tiene igualmente su mérito.... Si, los libros de este tamaño, los hay más gordos ya lo sé, son todo un reto. No conozco ninguno que no tenga altibajos y que en algún  momento te pueda venir la tentación de dejarlo. Claro, siempre está la excepción que confirma la regla, Fortunata y Jacinta, por ejemplo. Si, en algún momento tuve la tentación de abandonarlo, pero aguanté como un campeón ese momento de flaqueza, corto por cierto, y finalmente he de decir que Victus me ha parecido una gran novela. Y para aclararlo más decir que no, que no aburre, que no es reiterativa… con algún matiz, claro.


Releo el primer párrafo y ya no sé si de lo que escribo se entiende algo. Cosas de tirar palante con lo primero que se te ocurre. A ver si está más claro a continuación.
 
        En principio, por tamaño y temática Victus parece un libro de lectura exigente. Pero lo cierto es que resulta fácil de leer. Toda una virtud: Muy claro, bien escrito y entendible. Se agradece. El argumento, la Guerra de Sucesión por la corona española a comienzos del XVIII, (un conflicto en el que se involucró buena parte de Europa y que tuvo el famoso asedio de Barcelona como uno de sus episodios finales), parece sencillo y uno puede pensar que se va a encontrar con una plana y casi aséptica descripción de los hechos. Pero lo cierto es que como ya he comentado la estructura y el planteamiento, además de bien originales también parecen impecables (bonito pareado). El autor nos va a contar la guerra y sus terribles vicisitudes a través de la mirada y descripción, de un joven ingeniero militar, narrador y principal protagonista,  en un tiempo cuando la guerra era muy diferente, cuestión de tecnología, a la de hoy en día.
           Tanto la descripción del conflicto como las particularidades de las técnicas guerreras son algunos de los puntos fuertes del relato. Una trama que  va in crescendo en intensidad: Desde el inicio  en la escuela militar de ingenieros en Francia, a la toma de Madrid por el ejercito de "Karlangas", pasando por la famosa batalla de Almansa (1707) hasta la definitiva resolución en asedio de la ciudad condal. Y mientras tanto a destacar como una de las principales virtudes de la novela la fuerza narrativa que demuestra el autor no exenta por otra parte de un notable humor (algo descarnado por cierto, con bastante mala leche). Por ponerle solo una pega a mi me han chirriado un poco los personajes familiares que acompañan al protagonista. Especialmente la simpática pareja de enanos (edad y estatura) que no sé por que me dan un poco de tufillo a bestseller.

       Y terminar aquí no sin antes comentar que otro punto relevante de esta novela es la carga ideológica, política o como la queramos llamar que para muchos tiene. Prefiero no comentar nada sobre este punto y  no destriparla en este aspecto. Que cada uno opine lo que quiera.

miércoles, 22 de mayo de 2013

La horda. Vicente Blasco Ibáñez


          Menos conocida que la trilogía Barojiana de La lucha por la vida, La horda de Vicente Blasco Ibáñez es otro magnifico relato acerca del Madrid más pobre de hace, más o menos, un siglo. Una novela que, tenemos que apuntar,  no nos va a adentrar en la ciudad propiamente dicha, si no, y esto es lo destacable, en sus barrios periféricos, unos arrabales llenos de personas que poco contaban por aquellos años, ¿y en estos actuales?, para los gobernantes. El centro de Madrid, lugar de organismos oficiales, cafés, teatros y museos en este relato prácticamente no lo vamos a tocar. A los personajes de este libro solo les interesa una cosa: sobrevivir.
Glorieta de Cuatro Caminos.1913. En este lugar, se inicia la trama de La horda
        La historia de La horda se inicia en los Cuatro Caminos, un lugar que hoy en día se considera centro de la ciudad, pero que hace un siglo, era justamente una de las entradas a la capital, una divisoria entre la ciudad propiamente dicha y las barriadas confundidas con el campo. Allí, justamente, en lo que hoy llamamos glorieta, se encontraba un fielato, un portazgo con su báscula  al que iban llegando en sus carros y carretas los suministradores, entre otros los alimentarios, de la ciudad. En ese lugar,  de vuelta de una noche de supervivencia, nos vamos a encontrar con el principal protagonista de la novela, Isidro Maltrana. Isidro va a compartir un cigarrito con  el encargado de la báscula lo que nos va a servir de introducción a su personaje y a sus inherentes penurias, que, ya empezamos mal, se inician con un físico poco agraciado en el que destaca el aire oriental del rostro, algo que identifica el autor, no sabemos por qué, con la fealdad. Pero más importante que su aspecto son otras cosas que empezamos a conocer de nuestro antihéroe como que viene de pasar la noche en un periódico (de los muchos que por aquellos años abrían y cerraban) no porque sea un periodista,  sino porque allí permiten que pase la noche (y también hay que decir realiza esporádicamente traducciones y también algún articulillo), y así poder compaginar su piso patera con su padrastro y hermanastro. Si, Maltrana se dirige ya amaneciendo a su casa de vecindad en la calle de los Artistas dando por hecho que el albañil y el aprendiz de albañil y también delincuente,  respectivos oficios de sus familiares, ya están listos para marchar dejándole la cama calentita.
          La Horda por supuesto nos ofrece un retrato impagable de seres pintorescos. Como el dañador, futuro suegro de Maltrana, un furtivo que completa su dieta con lo que puede pillar saltando la valla del Pardo y entrando a cazar en la propiedad Real. Una auténtica aventura ilegal que nos relata el autor de forma magistral, ya que al parecer según cuenta llegó el mismo a participar en una de estas correrías cinegéticas para mayor ambientación de los personajes. También muy curioso resulta el retrato que hace de los gitanos que como chabolistas viven en el barrio de Las cambroneras, junto a la Puerta de Toledo, lugar ya desaparecido como muchos otros lugares marginales de la capital y alrededores, dando espacio a nuevos barrios,  y en el que el protagonista en plena caída libre económica acaba viviendo por ser lo más barato.
       Por supuesto las trescientas páginas de la novela dan para que a Maltrana le pase de todo. Desde casarse, con la hija de uno de sus mejores amigos, abandonar a escondidas casi su barrio, tener un hijo, ser prácticamente desahuciado o hacer de negro literario para un senador, por cierto este último episodio uno de los más alucinantes de la novela.