
Alice
Munro, candidata al parecer al premio Nóbel, insisto es un enigma. ¿Cómo me consigue enganchar su prosa con esas frases aparentemente poco elaboradas que parece las puede
escribir cualquier suspendedor de la ESO?. Da igual de que me siga haciendo
preguntas al estilo Mourinho (con entonación llorona y acento luso) ¿Por qué? ¿Por quéeee?. Lo importante es que engancha.
En
Secretos a voces, tercer libro que me leo en un año (aprox.) de doña Alice, no hay nada
nuevo que no te encuentres en los anteriores El amor de una mujer generosa y La vista desde Castle Rock. Otra vez nos vamos a Canadá, en este caso a la localidad de
Carstairs, (no tengo ni idea, y mira que ahora es fácil saberlo con el internete si existe o no esta localidad) donde nos vamos a encontrar con una decena, (aprox). de historias donde la mujer es protagonista principal. Al igual que en anteriores relatos sus personajes no destacan por nada especial, pertenecen a una gris y amplia clase media. Historias que parecen cotidianas donde la vida fluye
aparentemente con mucha normalidad con algunas excepciones que se agradecen, como la historia de la mujer secuestrada en Albania o el flipante
encuentro con marcianos. De todo un poco pero todo parece sencillo, sencillo.
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