jueves, 12 de enero de 2012

Crónica del rey pasmado. Gonzalo Torrente Ballester

            Siglo XVII. Madrid. El primer ministro está muy nervioso. El imperio Español se encuentra en un momento decisivo.  De un momento a otro se van a recibir dos informaciones fundamentales. Los ejércitos en Flandes disputan batallas claves para los intereses españoles en aquellas tierras y una flota que procede de América se ve acosada por una cada vez más poderosa armada británica. Nos jugamos no solo la destrucción de la flota si no que no haya dinero para pagar  las "nominas".  En este contexto atentar contra Dios y contra sus leyes puede resultar muy peligroso. Y eso es lo que esta haciendo el rey de España. No tiene otra ocurrencia en tan delicado momento histórico que querer ver a su mujer, la reina, desnuda. Y encima, esto ya es de nota, se ha ido de putas, concretamente a recibir los servicios de la más famosa y eficiente de la corte. Leyendo la Crónica del rey pasmado uno tiene la sensación de conocer todo lo que esta pasando. Y hasta le  pone cara a los personaje. El rey pasmado, es Gabino Diego. El valido o el equivalente al primer ministro es Gurruchaga. Y el Inquisidor, Fernando Fernán Gómez. Sin olvidarnos del monje Villaescusa, Juan Diego. Quizás el que se acerque a esta novela después de haber visto la película como ha sido mi caso (esto último es absolutamente inevitable si se tiene televisión en casa.: la han puesto un montón de veces), tenga este problema. El problema de que  la película, o  al menos eso me parece a mi, clava a la narración literaria, en algunos casos literalmente. El libro es pequeño y aquí parece que no había que condensar mucho. Simplemente en hora y media de lectura, el libro no es más grande que eso, tienes, exactamente, hora y media de peli.


             Pero bueno a pesar de no haber leído nada que ya no conociera, resulta interesante y entretenido observar, esta vez de forma escrita,  los tejemanejes que se trae el fanático monje Villaescusa,  que armado de una absurda y disparatada  moral que impedía al monarca ver desnuda a la reina, no hace si no medrar en busca mayor poder, mayor influencia de una ambición sin límites, quizás con un objetivo claro. El puesto de Inquisidor. En medio de su medro se va a encontrar con un vulnerable ministro, el Conde Duque, que a pesar de su enorme poder tiene algo de ingenuo, al menos en estos temas sobrenaturales.
          En definitiva una novela que nos acerca aunque sea a través de la ficción a una interesante epoca de la historia de España,  la del comienzo de su imparable decadencia, y que nos presenta un buen número de personajes para los que el lector no debe de gastar ni una sola neurona en ponerles cara. La pelicula nos evita el esfuerzo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario