jueves, 19 de enero de 2012

La Inquisición Española. Henry Kamen

      No tengo ni la menor idea de por qué me ha dado por leer ese libro. No quiero decir que no me interese este tema, que me interesa mucho y que además he disfrutado y aprendido leyéndolo, si no que podría haber elegido otro tema histórico cualquiera. Tal vez la razón se encuentre en que hace poco pusieron El Rey Pasmado en la tele (simpático inquisidor, Fernán Gómez), bueno, y que además me leí  el libro de Torrente Ballester en el que está basado (casi calcado diría yo) y sobre el que redacté la correspondiente entrada. En todo caso esta vieja y hace dos siglos extinguida, institución es una de las más famosas de la historia de nuestro país, de las de peor fama y más siniestras. 

Auto de Fe. Francisco Ricci

        Si uno piensa en la Inquisición  normalmente suele venir a la mente, además de una atmósfera de tonos oscuros (a lo mejor solo me pasa a mi) ideas como la crueldad, los métodos expeditivos, la tortura y su origen manifiestamente español. Esto último, su españolidad, es precisamente un error. Y es que, según se nos cuenta, el origen de esta institución se encuentra en el Languedoc  francés y fue creada como respuesta al movimiento Cátaro. Pero mi ignorancia tal vez se deba a la identificación cronólogica, esto realmente es un hecho, entre los años más exitosos del imperio español y los de la organización represivo-religiosa. Realmente la Inquisición española se fundo en 1478 y su primer mandamás fue el conocido Torquemada (apropiado nombre).
         El hispanista e historiador Henry Kamen nos relata de forma bastante detallada, la historia de esta institución en un libro que se lee bastante bien. Se nos ofrece todo un repaso a las vicisitudes de esta organización que tuvo el amparo tanto de la corona como de la Santa Sede y donde nos cuenta cosas que ya sabíamos y otras que no. Por ejemplo, el autor hace mucho hincapié en el problema con los conversos, aquellos judíos que se quedaron en nuestro país, no sin antes, no les quedaba otra, que profesar la religión católica. Las sospechas eran muchas. Lo curioso de todos esto es que, según se nos cuenta, muchas personas importantes, un montón realmente, tenían algún antepasado de origen judío como sucedía con el el propio inquisidor Torquemada. El libro va desglosando, a través de capítulos independientes, diversos aspectos de esta institución analizando asuntos tales como la organización de la institución, el problema morisco, la relación con el pueblo, los métodos represivos que utilizaba o la creación de esa leyenda negra que le acompaña.

       Y acerca justamente de la famosa  leyenda negra el autor parece que está interesado en minimizarla. No es que niegue sus métodos expeditivos ni su talante represor si no más bien, nos cuenta, que comparados con otros países y en el contexto de la sociedad de aquellos años,  no era para tanto. Uno no puede opinar sobre esto por que no tiene idea, ni es un especialista en la Inquisición ni na de na. Eso si se torturaba, se quemaba, se iba a la cárcel, se llevaban “sambenitos” y si a uno le iban las relaciones “nefandas” (homosexuales) lo llevaba claro, vamos que con la iglesia se había uno topado/dado.

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