viernes, 14 de octubre de 2011

Las particulas elementales. Michel Houellebecq.

          Voy terminando de hacer mis deberes. Este verano ha resultado bastante lector ( he tenido buena luz en mis alojamientos vacacionales) y he podido leer más que otros años.  Además, uno no tiene todavía un ordenador portátil, ni un ipod o ipad que ya no sé (por cierto hoy la ha palmado Steve Jobs). Total que me encuentro aquí, dispuesto a solventar la entrada de este libro en el menor tiempo posible, y coño, me cuesta acordarme. ¡¡ lo leí a principios de agosto¡¡ hace cais dos meses. Además suenan en el Youtube, casi atruenan,  los Paybacks  lo que dificulta aún más mi concentración.

   
         ¿Que me llevó a leer a mi, a un fiel  seguidor del costumbrismo casi folletinesco de  Galdós a leer a este autor francés?. Pues yo creo que había ojeado algún libro suyo en las librerías y además creía haber oído algo referente a que era bastante provocador. Total, que dije vamos a por ello. Y efectivamente, lo más curioso es que desde el primer momento este libro me enganchó. Primeramente me gustó que estuviera lleno de un humor negro bastante irreverente, (no es que se meta con la iglesia) y descarado.  La trama nos habla de  las vivencias  de dos hermanos,  personas con gran cultura pero sin embargo de vidas que rozan el patetismo.  Para adentrarnos en estos dos personajes a la deriva, el autor no solo nos presenta sus existencias actuales y las inmediatamente pasadas, todas llenas igualmente del patetismo ya mencionado, si no que nos hace viajar hasta mucho más atrás en el tiempo para encontrarnos con sus antepasados. Entre estos, mención especial hay que hacer sobre los padres de los personajes. Parece que el autor quiere contarnos que la disipada vida de uno de sus progenitores, en pleno contexto de la liberación de los sesenta, está detrás de las depresivas personalidades de sus hijos.

          ¿Recomendaría este libro?: Pues si, aunque lo cierto es que hay partes que no me han acabado de convencer del todo, no voy a decir cuales, lo cierto es que tiene momentos brillantes. Desde luego se agradece la ya citada mala leche  y el humor negro. Además se lee bien, no es precisamente complicado. Y desde luego, las reflexiones de los personajes y, a través de ellos, del propio autor tienen lo suyo. Algunas son bastante brillantes y otras, eso si, se quedan en la pajilla mental.


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