jueves, 27 de octubre de 2011

El Tercer Reich. Roberto Bolaño

             Desde hace algún  tiempo vengo observando que el escritor chileno de nombre Roberto Bolaño es cada vez más conocido. No puedo decir a ciencia cierta si esta impresión es debida  que encuentro mayores referencias sobre este autor en los periódicos (suplementos culturales mayormente), tal vez lo vea en la tele (esto parece difícil), o que en las librerías suelo encontrar cada vez mayor espacio dedicado  a sus novelas, incluso estas llegan a estar apiladas en meritorias torres, arquitecturas solo reservadas para los superventas. Y eso que no recuerdo que nadie me lo haya recomendado específicamente. Resulta curioso  que este proceso, de mayor conocimiento sobre el autor y su obra, podemos decir, parece que se ha ido acelerando tras su  fallecimiento. ¿Artista de culto? Si, tiene pinta, y eso que ya no resulta  tan minoritario, (lo he leído hasta yo). Eso si, este autor cumple con una de las condiciones importantes para formar parte de ese exclusivo grupo de los artistas de culto: Morir, como hemos dicho, de forma prematura, y si esa muerte se produce por llevar  una vida que no recomendaría ni tu medico de cabecera ni mucho menos tu madre, mejor que mejor. De esto último, mala vida, no tengo ni la menor idea si es el caso.
          Total, que desde hacía tiempo tenía ganas de leer algo de este autor. Aunque he de decir que cuando agarraba un ejemplar de sus novelas y echaba un vistazo a  la contraportada (la parte da arriba, la de abajo siempre pone lo mismo, esto es, comentarios sobre lo fantástico que es el libro, normalmente redactados  por  críticos  de nombres desconocidos, por lo menos para mi,  y que escriben en publicaciones de nombre aún más desconocidas) no acababa de engancharme. Sus tramas parecían demasiado complicadas para una mente tan simple como la mía. Pero bueno, si que tenía ganas, no pierdes nada por probar y más cuando sale barato  (eres un asiduo de las bibliotecas públicas), así que un día decidí sacar uno de sus libros concretamente este "El Tercer Reich". Curiosamente, he de decir, esta novela tiene un carácter póstumo ya que fue publicada una vez el autor había fallecido y según he leído estaba escrita a mano, esto tiene mérito, y en diferentes trozos.
         ¿Que impresiones me ha dejado su lectura?.  Pues bueno, interesante historia e interesante desarrollo. Eso si, he de decir que me ha resultado un poco aburrido el final. Además reconozco que las partes donde se narran los lances del juego de guerra "El Tercer Reich", tampoco me han resultado muy interesantes. Ni soy un obseso de los juegos de guerra, ni tampoco un apasionado de la Segunda Guerra Mundial. Lo mejor: los personajes.
        
        La novela nos habla de las vacaciones de una joven pareja (hetero)  de alemanes en la Costa Brava. Él (Udo) es un aficionado a  los juegos de guerra y escribe artículos en revistas especializadas esperando poder dedicarse a ello profesionalmente. Es un poco friki. Le acompaña, insisto,  su novia, personaje un poco diluido del que no se sabe mucho salvo que es bastante atractiva (creo recordar) y que lee compulsivamente  novela negra lo cual no parece gustar mucho a su novio. No tengo ni idea de por qué. Se encuentran alojados en el  hotel donde Udo pasaba las vacaciones con su familia cuando era un chaval. Hotel, por cierto, donde trabajaba y trabaja otro de los personajes (Frau Else)  clave de la novela, la recepcionista-medio dueña del hotel por la que Udo siente una gran atracción, algo que ya se debía de producir en sus años de adolescente (es lo que tiene la adolescencia). La recepcionista-jefaza  es el primero de una serie de personajes un poco oscuros,  pertenecientes tanto a la  fauna local como a la turística. De entre estos últimos, los veraneantes, nos encontramos con  otra pareja de jóvenes alemanes, con la que congenian. El varón es un tipo extraño, uno más, un poco alocado y colgadete, rasgos que le acabarán trayendo seríos problemas de salud. También tenemos dos fiesteros españoles "el Lobo" y "el Cordero", que gustan de salir por la noche, personajes, también extraños que aparecen a cualquier hora y que no se sabe mucho de que van.  Y luego tenemos al Quemado,  alquilador de los patines playeros, estos cacharros flotadores a pedales,  un tío cachas con el que Udo acaba jugando, día tras día, al Tercer Reich. Con estos personajes un tanto extraños la historia va evolucionando, evolucionando y evolucionando  y da al autor cancha para adentrarse en comportamientos aún más extraños y  turbios.  Reconozco, insisto de nuevo,  que se me hizo un poco duro terminármelo. Y eso que no es muy largo. Hombre, le voy a dar una nota de lo que me ha gustado entre uno y diez ( puedo empezar a hacer esto a partir de ahora). Valoración: 6

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