lunes, 10 de septiembre de 2012

De ratones y hombres. John Steinbeck


        Vamos a ver si hago la entrada más reducida de este blog. Primero, por que el tiempo me acucia ¿estará esto bien dicho?, y he decidido dar a esta entrada no más de cinco minutos, y segundo, porque, coño, es una novela bien canija. (Este razonamiento es muy bueno, eh¡).

         Empezamos por aquí. No sé por qué pero pensaba que De ratones y hombres era una novela como Dios manda, de 300 o cuatrocientas paginas por lo menos, una especie de Las uvas de la ira,  con una trama diferente, claro; es decir me esperaba un libro ambientado en la Gran Depresión americana (la situación que tenemos hoy, 4 de septiembre, en España empieza a ser bastante parecida), que me iba a enganchar de la misma manera que lo hizo "las Uvas", y que tendría al menos un par de semanas para disfrutarlo. Pero no, no fue así. Desde luego me resultó un poco decepcionante ver el tamaño del librito, muy pequeñajo, ciento y poco páginas que con una letra más pequeña entrarían en menos de cien. Por cierto, voy a aprovechar este punto para comentar que no se muy bien la razón pero me gustan las novelas un poco tochillas. Creo que necesito unos días para hacerme con los personajes y pienso que las tramas dejan más poso si duran un poquito. No sé, pero si me leo ( y me ha sucedido alguna vez) un libro en un día me sabe como a na.

          Steinbeck en De ratones y hombres nos cuenta la historia de dos trabajadores en busca de currelo en los terribles años de la Gran depresión. Vagan por el país en buscan de un trabajo que les proporcione al menos un lugar donde poder dormir y comer. Y el sueño de poder ahorrar lo suficiente para comprar unos acres (esto es muy americano) de tierra y poder establecerse sin jefes ni contratos basura. Casi se puede decir que los personajes tienen auténticos orgasmos solo casi de pensarlo. Es la cosa de la necesidad. Pero nada resulta fácil, y cuando finalmente consiguen encontrar una granja donde poder trabajar tienen la mala suerte de topar con un problema que nada tiene que ver con el curro, al menos directamente. Es la mujer del dueño y no cuento más. El libro me ha gustado desde luego, es muy recomendable, pero sigo pensando que las novelas como Dios manda tienen que tener más hojas.

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