miércoles, 13 de enero de 2016

Hitler 1938. Giles Macdonogh



1938, nos cuenta el autor, deducimos del título, es un año importante en la terrible deriva del nacionalsocialismo. Deriva presentida obviamente ya que, se venía bien avisado de lo que se avecinaba. Los nazis no engañaron a nadie.

En 1938, resumimos a velocidad de mega ADSL por cable, se acabó con la poca oposición que al régimen se mantenía. Como la que efectuaban algunos importantes cabezones militares, nacionalistas, pero menos el recién llegado Hitler.

En este año del señor de 1938 también sucedió que los judíos lo pasaron peor que en el anterior. En pleno camino a la “solución final” los problemas para los judíos se acrecentaron. Invitado y más invitados a largarse del país, muchos empezaron a desfilar hacia los campos de concentración, se sufrían todo tipo de agresiones y humillaciones en la calle y todo esto tiene su punto máximo de expresión en la conocida como Noche de los Cristales Rotos, donde tras el asesinato de un diplomático nazi por parte de un judío (tal vez un crimen pasional) se desencadenó  (y se encontró la excusa perfecta) una oleada de ataques a sinagogas, negocios y judíos en general.

Y luego tenemos el Anchluss  o como se llame, la anexión de Austria, país natal del siniestro señor Adolfo y también la de los Sudetes checoslovacos llenos de población germana, todo ello consecuencias y retazos sueltos de la Primera Guerra Mundial. Para más información histórica la Wikipedia.

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