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Glorieta de Cuatro Caminos.1913. En este lugar, se inicia la trama de La horda |
La historia de La horda se inicia en los Cuatro
Caminos, un lugar que hoy en día se considera centro de la ciudad, pero que
hace un siglo, era justamente una de las entradas a la capital, una divisoria
entre la ciudad propiamente dicha y las barriadas confundidas con el campo.
Allí, justamente, en lo que hoy llamamos glorieta, se encontraba un fielato, un
portazgo con su báscula al que iban
llegando en sus carros y carretas los suministradores, entre otros los
alimentarios, de la ciudad. En ese
lugar, de vuelta de una noche de
supervivencia, nos vamos a encontrar con el principal protagonista de la novela,
Isidro Maltrana. Isidro va a compartir un cigarrito con el encargado de la báscula lo que nos va a
servir de introducción a su personaje y a sus inherentes penurias, que, ya
empezamos mal, se inician con un físico poco agraciado en el que destaca el
aire oriental del rostro, algo que identifica el autor, no sabemos por qué, con
la fealdad. Pero más importante que su aspecto son otras cosas que empezamos a
conocer de nuestro antihéroe como que viene de pasar la noche en un periódico
(de los muchos que por aquellos años abrían y cerraban) no porque sea un
periodista, sino porque allí permiten
que pase la noche (y también hay que decir realiza esporádicamente traducciones
y también algún articulillo), y así poder compaginar su piso patera con su padrastro
y hermanastro. Si, Maltrana se dirige ya amaneciendo a su casa de vecindad en
la calle de los Artistas dando por hecho que el albañil y el aprendiz de
albañil y también delincuente,
respectivos oficios de sus familiares, ya están listos para marchar
dejándole la cama calentita.
La Horda por supuesto nos ofrece un retrato
impagable de seres pintorescos. Como el
dañador, futuro suegro de Maltrana, un furtivo que completa su dieta con lo
que puede pillar saltando la valla del Pardo y entrando a cazar en la propiedad
Real. Una auténtica aventura ilegal que nos relata el autor de forma magistral,
ya que al parecer según cuenta llegó el mismo a participar en una de estas
correrías cinegéticas para mayor ambientación de los personajes. También muy
curioso resulta el retrato que hace de los gitanos que como chabolistas viven
en el barrio de Las cambroneras, junto a la Puerta de Toledo, lugar ya
desaparecido como muchos otros lugares marginales de la capital y alrededores,
dando espacio a nuevos barrios, y en el
que el protagonista en plena caída libre económica acaba viviendo por ser lo
más barato.
Por supuesto las trescientas páginas de la novela
dan para que a Maltrana le pase de todo. Desde casarse, con la hija de uno de
sus mejores amigos, abandonar a escondidas casi su barrio, tener un hijo, ser
prácticamente desahuciado o hacer de negro literario para un senador, por
cierto este último episodio uno de los más alucinantes de la novela.