
Y nos queda ya si no destacar, las observaciones del autor sobre este movimiento liderado por personajes intolerantes y extremistas como el propio Tilín u otros. Lo curioso es que pese a no compartir ni mucho menos Galdós los postulados políticos siempre sabe ver algún rasgo positivo en los personajes. Ya sea el valor, el arrojo o la fidelidad a unos ideales. Desde luego ese uno de los valores del autor canario y que le hacen, en mi opinión, personal y diferente.
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