
Y esa poca
afección a los rusos soviéticos, tiene una explicación. Año 1945, fin de la II
Guerra Mundial, victoria aliada, ocupación soviética. Y los rusos no parecían
mejor que los nazis. Y además los rusos no se largan, si no todo lo contrario,
y permanecen en forma de franquicia comunista. Sandor Marai con bastante
amargura da un repaso a estos duros años en los que la libertad desaparece, en
los que el régimen comunista todo lo invade, llegando finalmente a su propio exilio
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