jueves, 6 de noviembre de 2014

Tokio Blues. Haruki Murakami




      Los japoneses son realmente muy diferentes a nosotros. Al menos a nivel muy superficial. Lógico, viven muy lejos de nosotros, han tenido y tienen todavía una cultura muy diferente a la nuestra. Lo sorprendente sería lo contrario, que fuéramos idénticos a ellos. Pero eso si a nivel superficial. Si nos adentramos un poco más en el ser humano, las diferencias se reducen hasta desaparecer. En el fondo nos mueven las mismas cosas en todos los lugares del mundo. La prueba es que tiranos y corruptos los hay en todos los lados. Alguna excepción habrá pero, ya se sabe, en todo caso confirmará la regla.

       En Tokio blues, (creo que este título es para Occidente, supongo que por eso de vender un poco más), se nos cuentan las vivencias tardo-adolescentes de su protagonista, un tal Watanabe. Unas vivencias, esto parece muy japonés, condicionadas por el suicidio de su mejor amigo. Estamos ante jóvenes que inician una vida independiente y que de alguna forma se encuentran además condicionados por problemas psicológicos. Y así va transcurriendo la novela. Primero en la residencia de Tokio donde encuentra alojamiento el estudiante Watanabe, luego por Tokio (¿y Kobe?) Paseando con Naoko, la ex de su suicidado amigo Kizuri. También su vida en la universidad le da para conocer a una interesante japonesita de nombre Midori, y el grupo de personajes fundamentales lo terminamos con Reiko una compañera de sanatorio de Naoko. Y por ahí andan interrelacionándose los personajes. Muchas mujeres para Watanabe, lo que no le intimida en absoluto. El autor se maneja bien. A destacar las perversiones sexuales de los protagonistas. Estos japoneses le echan imaginación.

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