
Comodoro Perry. Cualquiera le dice no a este hombre
Lo cierto es que el libro me ha resultado muy interesante y lo he leído con verdadero interés. Se ha acomodado a lo que yo esperaba y estaba buscando. Una información profunda
pero tampoco mucho. Algo como introductorio pero no superficial. Un quiero y puedo. Otra cosa positiva es que el autor acompaña la descripción de los diversos hechos históricos con algunas explicaciones que me imagino para un
japonés tal vez no no tendrían mucho valor pero si para un occidental (torpe encima) como
yo.
Entresaco algunos párrafos que me han llamado la atención:
Entresaco algunos párrafos que me han llamado la atención:
“En todos los
japoneses se encontrará la conciencia de la profunda originalidad histórica que
constituye el hecho de la existencia de una única dinastía y de una continuidad
nacional tan larga. (Escribe esto al hablar de la falta de amenaza exterior,
por su carácter insular que ha propiciado el mantenimiento de su dinastía”)
“Los japoneses se apoderan del budismo y del confucionismo
como los europeos se han “apoderado” del cristianismo y de la filosofía griega
del logos”
“El feudalismo japonés
ni tiene ni espíritu jurídico ni el afán de los pleitos, ni el concepto de pacto
o contrato con deberes recíprocos. Como en otras civilizaciones de extremo
oriente, las relaciones sociales se regulan por la moral y el deber
prevalece sobre el derecho”
“El pensamiento confucionista
(influencia en Japón) liga fuertemente el orden natural con el moral:
Naturaleza y cultura no son antagonistas. El orden moral consiste en conservar
al armonía de la naturaleza: para cada cual ha de estar en su sitio,
comportándose según su situación. De este modo se justifica el orden social
existente. Se trata de una moral del deber, el ramoso giri, al cual algunos
autores occidentales, con alguna premura han reducido la moral japonesa. Se
está en deuda con quien nos da; en la práctica, esto favorece al Superior
social, pero el Superior está su vez obligado por el giri; ésta es una de las
fuentes del paternalismo tan frecuentemente observado en las relaciones
sociales.”
El libro arranca contándonos el final del llamado “Periodo Edo” una época iniciada a comienzos del siglo XVII en la que, de forma parecida a los señores feudales europeos, un grupo de nobles consigue hacerse con el poder suplantando en el gobierno al propio emperador (esto si es bastante original) que queda, en segundo plano, como figura decorativa, medio recluido en la antigua capital Kyoto, mientras el gobierno de verdad, el de los nobles, con el Shogun a la cabeza, se sitúa en la ciudad de Edo que no es otra si no la actual Tokio. Este periodo va a durar casi 250 años en los que este gobierno despótico curiosamente ofrecerá a sus súbditos algo inaudito en anteriores tiempos: La paz. Para perpetuarse en el poder, además de organizar una estructura funcionarial importante, toman otro tipo de medidas entre las que destaca el cerrojazo al exterior, con la única excepción en la localidad de Nagasaki donde se permite algo de intercambio comercial con holandeses, y creo recordar británicos. El cerrojazo también será religioso y por ejemplo el Cristianismo será perseguido seguramente, y esto es lo importante, por todo lo que puede suponer de desestabilizador, de diferente. Vamos, que querían que nada cambiara. Pero todo llega a su fin, y en año 1853 el comodoro Perry fondea en la bahía de Tokio exigiendo que el puerto se abra al comercio , el internacional, y especialmente al suyo, el norteamericano. La amenaza armamentística de esa flotilla debió de impresionar mucho a un país que se había mirado al ombligo durante muchos años, lo que acaba provocando que el sistema se empiece a resquebrajar. Les recomiendo que continúen con la wikipedia que yo ya me he cansado.