La continuación de “Narváez”
convierte a uno de los personajes de esta cuarta serie, Lucila Ansúrez,
de protagonista secundaria en principal. La guapa “celtibera” será la estrella
absoluta de las doscientas y alguna páginas de esta entrega (la 33
concretamente) de los episodios.
Antes de nada aclarar que el
curioso título de la novelita hace
referencia a unos hechos y personajes a los que ya nos habíamos acercado en las
dos anteriores entregas: El medro personal y las camarillas que rodeaban a la
corte y que intentaban influir muchas veces desde dentro del propio palacio, en
la voluntad de los gobernantes, muy especialmente en la propia reina. Estamos
en el inicio de la década de los 50, reina Isabel II, y las luchas de poder se
suceden en diversos ámbitos. Por un lado, a izquierdas y derechas del régimen
en todo el país. Por otro, dentro del propio palacio, las intrigas cortesanas
tienen como objetivo influir en la reina, procesos que llevan a cabo personas cercanas a la corte,
con la inestimable ayuda intelectual y no intelectual, de monjas (alguna
“productora de llagas”) y clérigos.
A nuestra protagonista, la guapa
Lucila, la encontramos en las primeras páginas escondiéndose de todo el
mundo. Recorre de forma clandestina las calles de Madrid, para poder acceder
sin levantar ninguna sospecha en una casa más clandestina aún. La que alberga,
de forma temporal, mientras se acaba de recuperar de las heridas producidas en
subversivas circunstancias, a su enamorado. Así, empezamos ya con el folletín
desde el comienzo. Poco a poco iremos conociendo a otros personajes
fundamentales como por ejemplo su ex compañera de convento, Domiciana, exmonja
reconvertida en cerera y experta también
en plantas medicinales. Pero lo importante no son ni sus oficios ni sus
aficiones si no sus relaciones en palacio y la ambigua relación que
supuestamente va a establecer con el noviete militar de Lucila. El Episodio dará un giro importante en su aspecto
novelesco y que determinará el resto de las páginas: Su enamorado y subversivo
capitán herido desaparecerá en un momento dado y a partir de aquí la novela se
convierte en el frenético recorrido de Lucila por dar con el paradero de su perdido amante.
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