A
pesar de que considero a Muñoz Molina como uno de mis escritores
favoritos, lo cierto es que nunca había leído
El jinete polaco, quizás su novela más famosa, tal vez porque fuera la
que le catapultara a la fama (Premio Planeta, superventas). Y eso que tenía una
edición de bolsillo por casa. Creo, ahora que lo recuerdo, que hace unos años empecé
a leerlo pero lo dejé, tal vez porque fuera una de esas épocas, normalmente en
verano, donde me cuesta más ponerme a leer. Un poquito de exceso de densidad
en su estilo, su principal defecto en mi opinión, tal vez hizo que desistiera de su lectura.
El
jinete Polaco nos cuenta la historia personal, muy personal, de su protagonista,
un traductor simultaneo acostumbrado a cambiar de país por motivos laborales.
Una historia llena de recuerdos narrada (imaginariamente mayormente) a su pareja sentimental, una tal
Nadia, y que tiene como telón de fondo a la localidad de Mágina, que sin duda
es la Úbeda de nacimiento del autor. Por cierto ahora que lo pienso puedo decir
que he visitado la ciudad y ¡¡ he dormido en la cumbre del pico Mágina, cota montañosa, vecina relativamente, a la
localidad jiennense.
A
través de las páginas vamos conociendo los recuerdos del protagonista, tiene un
gran componente autobiográfico, pero también de forma más literaria las vidas
de sus antepasados quedando de esta manera, para mí de lo más brillante de la
novela, un retrato de la historia reciente de nuestro país.
Multitud
de personajes van apareciendo por las páginas, otra de las principales virtudes
de la novela, y a destacar por lo curioso el guiño a otro famoso paisano del
autor. Sabina. Si, al parecer, esto lo he intentado confirmar en Internet,
tampoco mucho eso si, el hijo de ese comisario aficionado a los versos y que
desde su despacho contempla la vida de la pequeña población, parece ser el
cantante jiennense, ya digo, paisano de Muñoz Molina
¿Un
libro recomendable?. Si, pero como sucede en toda novela de cierto tamaño con
sus momentos mejores y peores.
¿Con
qué me quedo?
Pues
me quedo sin duda con el retrato que hace de una España en parte desparecida,
con gran retraso y con costumbres y hábitos por momentos penosos. También me
han gustado mucho las páginas que dedica a recordarnos su infancia y adolescencia
en Mágina-Ubeda
¿Qué
no me ha gustado?
Me
ha parecido algo pretencioso las introducciones a la mayoría de capítulos, por
lo demás algo densos. Esas narraciones de largas frases un poco deprimentes e
incluso difíciles de seguir. También, quizás uno de los puntos bajos de Muñoz
Molina es la excesiva seriedad por momentos.
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