Curioso.
Libro de Historia lleno de opiniones personales. Y pese a todo la cosa no
resulta mal. Y eso que el propio autor en un comentario dentro de una nueva
edición, diez años después de su primera aparición, nos dice que reniega, si no
del fondo si de la forma empleada en muchas de sus páginas. Esa manifiesta pasión
política que pone en la interpretación de los hechos históricos una década
después le parece demasiado crítica, demasiado puntillosa.
Tapas
duras, letra considerable, fácil de sujetar. Bien. Esto siempre de agradecer
La
Revolución alemana de la que nos habla el autor fue consecuencia sin duda de la
Primera guerra mundial. Al igual que sucedió en Rusia, la guerra hizo tensar
demasiado la cuerda, se acabó rompiendo y provocó revoluciones. En Rusia
triunfó. En Alemania no.
Curioso,
pero uno esperaba leer más sobre Rosa Luxemburgo, auténtico mito de la
izquierda, y que solo aparece su nombre en un par de páginas a lo sumo. Nos
cuenta el autor que a pesar de su valor simbólico y de lo importante de su
figura la intervención de la activista en la revolución de su país de acogida,
Alemania, fue meramente testimonial, aunque su testimonio, en forma de desgraciada
y violenta muerte, haya quedado en la historia para siempre.
La
Revolución alemana tiene su inicio con la revuelta de los marineros que
iban a embarcar en una operación (tal vez una de las últimas de la guerra, -una
carnicería gratuita para muchos de los soldados visto el desarrollo de la
guerra-) contra los británicos. Tiene lugar en la localidad de Kiel (curioso parecido con Kiev)
y va a desencadenar un periodo de al menos dos años de inestabilidad
revolucionaria. En ella, ya decimos, tenemos algunas semejanzas con lo que sucedió en la no muy lejana Rusia:
contexto de una guerra, alzamiento de soldados, creación de consejos de
obreros, gobiernos de izquierdas que quieren tapar la revolución y por supuesto
las fuerzas vivas contrarrevolucionarias. Nada nuevo en la oficina.
Papel
preponderante tiene la Socialdemocracia alemana encargada de gobernar un país
derrotado en la práctica en la guerra, derrota de la que reniegan los verdaderos responsables. (Hinderburg, Ludendorf entre otros). El
autor mantiene la tesis de que al SPD se le utilizó para cargar con la culpa de
la derrota y también para parar la revolución, algo que su máximo mandatario,
Ebert, hizo, según el autor igualmente, encantado.
Y
estos y otros muchos asuntos (revueltas, contrarrevueltas, medros políticos y
graves consecuencias para el futuro-aparición estelar de Hitler, na menos-
etc.) los el relata el autor de forma bastante
apasionada. Si, Haffner se siente identificado con la revolución y así nos lo
hace ver. “Lo que pasa una vez no pasa dos veces”, nos viene a decir en una
frase que repite, que está en la portada y de la que no me acuerdo.
Denso
libro de historia pero interesante, que coño.
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