Segundo libro en menos de un mes que me leo de la autora canadiense. Y desde luego he confirmado las buenas impresiones que me dejó el primero de título La vista desde Castle Rock. Bueno, realmente, a decir la verdad, dichas expectativas han sido superadas. Este libro todavía me ha gustado más. No puedo dejar de pasar una línea más sin dar fe, mi fe, de que hacía años que ningún escritor me impresionaba tanto (recuerdo una sensación parecida cuando descubrí a Capote, Galdós, Vonnegut, p.e). Por tanto paso su foto al altar de mis autores favoritos y encendemos la correspondiente vela.
¿Y que he leído que me ha gustado tanto, que me ha dejado anonananadado?, se preguntarán.
Pues lo primero es que me ha enganchado de forma total. De hecho el último día que acabé este libro lo estuve leyendo por más de dos horas, (no seguidas, mi cerebro no da para tanto). Y alguien dirá: "bueno, es que hay libros que enganchan, que tienen una trama que atrapa al lector". Si, eso es cierto, no es raro escuchar a alguien decir “no pude acostarme hasta que me terminé el libro, quería, necesitaba, saber como iba a acabar”. Si, entiendo, conozco, esa sensación. Pero es que en el caso de los relatos de Alice Munro, realmente no hay ninguna trama destacable. No hay suspense de ningún tipo, o al menos yo no lo capto. Y además no necesitas dos horas de lectura para ver como acaba ya que el libro está compuesto de varios relatos cortos, totalmente independientes. Personajes y situaciones diferentes. Es decir, si te engancha es por puro vicio, simple necesidad de “quiero más”. Además en sus tramas, el título es un buen indicativo, no se nos habla de historias de asesinos inteligentísimos, ni de búsquedas de mensajes ocultos en libros y cuadros. Tampoco aparecen tórridas y previsibles escenas de sexo explícito. Ni parece querer contarnos lo maravillosa que es la vida a través de infantiles fábulas para adultos deprimidos.
Alice Munro.
Sus personajes no son héroes que arreglan la vida a los demás, y mucho menos a mamporros. Simplemente son historias protagonizadas por mujeres, normales ni muy ricas ni muy pobres, ambientadas en Vancouver y Toronto (y alrededores) mayormente. Se nos habla de historias cotidianas, fijando mucho la atención en las relaciones personales destacando las familiares. También aparecen algunos niños, incluso algunos rememoran sus tiempos antes de nacer. Son personajes con existencias que podríamos definir como normales incluso alguno diría que simples, pero con vidas interiores bastante complejas. Vamos como la vida misma. La autora demuestra enorme maestría a la hora de hablarnos de sentimientos, de indagar (y ser capaz de contárnoslo de forma comprensible) en lo más profundo del ser humano.
Si, insisto si no por enésima, si por cuarta o quinta vez: Me ha gustado muchísimo.
me gustaria leerlo
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