Segunda novela que me leo del autor checoslovaco (pero al parecer
afincado en Francia). La primera, y reseñada en este blog, La insoportable levedad del ser, me
gustó mucho. Esta no tanto.
Puedo decir, por decir algo realmente ahora que tengo un ratito, que de
alguna manera me temía algo así. Cuando leía y disfrutaba de la La insoportable levedad pensaba…
¿Serán todas sus novelas tan interesantes? Y me respondía a mí mismo en un
dialogo interior: Tal vez si… tal vez no. Acerté de pleno en mis reflexiones
obviamente.
Digamos que en La insoportable
levedad me pareció un libro redondo, toda una obra maestra entre otras
cosas gracias a que encajaban a la perfección las diferentes partes o
estructuras de la novela. Primero porque
nos cuenta de forma muy interesante un episodio histórico como la conocida como
“Primavera de Praga”, aquella revuelta frente a la asfixiante dominación
soviética. Segundo, narraba una igualmente interesante y sugerente historia de amor a varias
bandas. Tercero, reflexionaba filosóficamente sobre lo que somos, dejamos de
ser, somos para los demás etc., etc. La (brillante) combinación de estos tres
asuntos, narración y reflexión histórica, narración y reflexión sentimental y
reflexión pura y dura es lo que convierte a esta novela en un fantástico relato
más que recomendable
¿Qué sucede en esta novela de la que hablamos ahora titulada la
Inmortalidad?
Pues en este caso desaparece la interesante narración histórica.
Aprendemos menos. No tenemos un tema interesante. El asiento de tres patas se
queda en dos y nos podemos meter la hostia- tampoco es para tanto-.
La inmortalidad se me ha hecho densa. Kundera se pone a reflexionar pero yo creo
que se pasa un poco. Demasiada metafísica. Demasiado darle vuelta a las cosas. Luego
¡¡tanto cameo¡¡. Que si Goethe, que si Beethoven, que si un Rubens fuera de
época. Sus peripecias interesan, sus anécdotas molan, pero tampoco estamos ante
nada del otro mundo. Tendría que añadir para ir acabando que creo le sobran
reflexiones o simplemente páginas. La prueba es muy simple. Hasta la mitad del
libro o así lo llevaba bien, pero acabarlo, me ha costado e incluso me he medio
saltado unas cuantas páginas. He terminado un poco agotado con las extrañas
aventuras de Esther, Agnes, Paul y Pastorious o como se llame el tipo ese.
¿Recomiendo fervientemente La insoportable levedad del Ser?. Si, por
Dios, si (siempre y cuando las reflexiones filosóficas las digieras bien).
¿Recomiendo fervientemente La inmortalidad? Solo a los Kunderanos
militantes.
Es mi opinión, eso si.
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