Abramos una página de la novela a la buena de Dios. Vamos allá, ¡¡qué suerte, la 301¡¡. Primer párrafo. Transcribo:
“El tiempo humano no da vueltas en
redondo, si no que sigue una trayectoria recta. Este es el motivo por el cual
no puede ser feliz, porque la felicidad es el deseo de repetir.”
Continuemos leyendo, párrafo segundo… no vale…, sigamos. Párrafo tercero:
“Los perros no tienen
muchas ventajas respecto a las personas, pero hay una que merece vale la pena:
en su caso la eutanasia no está prohibida por la ley. Los animales tienen una
muerte caritativa”
Esto tiene miga, ahora que, (11 de febrero de 2014) ha salido una noticia
publicada en El País acerca de un hombre que ha batallado con la justicia para
conseguir que una sedación letal (una eutanasia) dé al traste con los dolores y
con la triste perspectiva de un cáncer terminal.
Esta página no da más de si, vayamos a otra, la 176 (a voleo, lo juro)
“ A los que creen que los
regímenes comunistas de la Europa Central son exclusivamente producto de seres
criminales, se les escapa una cuestión esencial: los que crearon estos
regímenes criminales no fueron los criminales, sino los entusiastas,
convencidos de que habían descubierto el paraíso. Más tarde se llegó a la
conclusión generalizada de que no existía paraíso alguno, de modo que los
entusiastas resultaron asesinos.
Y así podríamos seguir por un buen rato. Mismamente, no insisto más, la primera página nos cita a Nietzsche y su
idea del eterno retorno. Y cuando todavía estamos asimilando lo que el propio
autor denomina “demencial mito” nos
habla de Cristo en la cruz, de Parménides, y de la levedad (o no levedad) del ser
y por tanto de la vida.
Resumiendo, La insoportable levedad
del ser tiene un montón de lecturas, representadas en más o menos densos,
pero creo que con paciencia fácilmente comprensibles, párrafos. Y más concretamente un buen número
de frases de esas que te hacen pensar. Si, por qué no decirlo, las reflexiones del autor son brillantes, inteligentes, atrevidas y profundas, que consiguen que toda reflexión debe de conseguir: hacernos reflexionar. Quizás sea esto, su componente filosófico, o simplemente las
ganas de pararnos a pensar un poquito simplemente lo más llamativo de esta
extraordinaria novela, pero no lo único bueno.
Por qué la historia que se nos cuenta también resulta interesante. La
relación entre la pareja formada por Tomás y Teresa, cada uno con su forma
particular de vivir y entender su relación (y tal vez las relaciones en
general). Un tercer personaje clave es Sabina, eterna amante del Tomás más las apariciones
estelares de otros personajes donde destaco a la perra Karerin, y todo ello con
el telón de fondo de la llamada Primavera de Praga, aquella revuelta
popular contra la Unión Soviética que tuvo lugar en 1968 y que fue aplastada por la imbatible
presencia de los famosos tanques soviéticos.
Tenemos por tanto en esta novela un poco de todo. Una (compleja) historia
de amor, historia del tipo cronológico, política y filosofía. Además todos estos asuntos me parecen que están muy bien resueltos, no hay que coincidir con las opiniones del autor, lo que convierte a la narración en una novela singular
que desde luego he disfrutado.Y mucho.
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