Existen novelas
de calidad. Existen novelas de las que aprendes. Existen novelas de las que
disfrutas. En La fiesta del Chivo, de Mario Vargas Llosa, se cumplen totalmente
las dos primeras ideas. Está fantásticamente escrita y te sirve como un libro
de historia. Eso sí, el tercer punto, es algo más discutible. Se disfruta a
veces, algunas partes, tiene interés, tiene cierto suspense, pero tiene otras
partes donde es difícil disfrutar. Cosas de las dictaduras y de las atrocidades
que a su amparo se suceden.
Este sin duda
es el caso de esta novela, considerada, veo en Internet, casi unánimemente una
de las mejores de lo que llevamos de siglo. El retrato de la dictadura de Trujillo que sufrieron los dominicanos durante unos cuantos años es desde luego más que interesante y muy reveladora.
La novela, al
estilo de los Episodios nacionales, mantiene una trama rigurosamente histórica,
no voy a entrar en más detalles, en la que encaja una trama de ficción que
resulta bastante creíble, en el sentido que no parece descabellado que hubiera
podido pasar algo parecido, a lo que en este aspecto novelesco se cuenta. A
destacar que pese a la utilización de vocablos locales ajenos a nuestro
castellano peninsular y la proliferación de personajes con sus correspondientes
motes, la narración se nota bien encajada. Todo lo que sucede se cuenta de
forma clara. Creo que es un libro para todos los públicos.
Sin duda una
gran novela, de las de cierto tamaño, que hay que unir a la cosecha de grandes
novelones que en los últimos meses he tenido la suerte de leer, se me ocurre,
2666 de Bolaño o En la Orilla de Chirbes.
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