Uno de los
clásicos de la literatura española. Publicada en 1966 si no me
equivoco y ambientada 10 años antes, la novela es de estas que pueden gustar
mucho o de las que se abandonan a mitad de libro. Brillantísima por momentos,
con una trama fantástica y con unos personajes de esos inolvidables,
especialmente la pareja protagonista, igualmente adolece, en mi modestísima
opinión, de parrafadas excesivas, descripciones eternas y metáforas que pueden
bordear el ridículo. Bueno estamos en los 60 y está escrita por un jovenzuelo,
lo que hace que la novela tenga en mi modestísima opinión, algo de experimental
formalmente o al menos de arriesgada. Como conjunto me ha gustado y la
recomiendo, en mi modestísima opinión.
En Últimas
tardes con Teresa se nos cuenta la relación que se establece entre dos representantes
bien distintos (tal vez extremos para dar más juego) de la juventud catalana de
la época. Por una parte tenemos a Teresa, burguesa a más no poder y también
revolucionaria antifranquista y por otra parte el Pijoaparte, Manolo, el murciano,
el charnego, emigrante desde su natal y malagueña localidad de Ronda y
robamotos en su tiempo libre. Lumpen versus burguesía. Y todo esto con 18 años.
Y allí andan estos dos mundos diferentes en las cuatrocientas y pico de páginas
que tiene la novela. Pasan cosas pero esto es lo que hay leer para enterarse.
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