Como
consecuencia del viaje a Escocia de este verano, (caminata de cinco días
atravesando la falla que prácticamente corta Escocia en dos mitades y que
alberga en sus dos terceras partes el famosísimo lago Ness, más una posterior
circunvalación por el very north of la isla -homenaje a Ana Botella-, esta vez
en vehículo a motor, más el punto final al viaje en la
ciudad de Edimburgo) además de dar la habitual chapa del viaje a familiares, amistades y compañeros de trabajo, a servidor le ha dado por continuar con el periplo turístico, ahora desde el sillón de mi casa, leyendo alguna historia sobre el país visitado, la antigua Caledonia, el país de pictos y escotos, la actual Scotland.
Concretamente el
libro escogido ha sido esta vez Porno de Irvine Welsh, autor nacido convenientemente
en Edimburgo, en el que se nos cuenta una historia ambientada en la capital escocesa.
Para que buscar más. Antes de continuar decir, adelantar que desde luego me ha
gustado mucho, ayer mismamente fueron dos horitas las que estuve dándole a su
lectura realmente placentera y divertida.
Porno,
hay que comentar, es la continuación de la famosa Trainspotting, aquella novela
convertida en éxito cinematográfico en la que se nos narraban las peripecias,
normalmente al margen de la ley, de un
grupo de drogatas originarios del barrio de Leith (donde, por cierto, estuve
residiendo durante un tiempo hará ya unos diez años). Justamente, casualidad oye, volvemos a la novela, son diez los años que han pasado para los personajes, desde Trainspotting; algunas cosas han cambiado, ni siquiera todos viven en Edimburgo, pero algo continua desde luego igual: Ninguno de los personajes acaba de centrarse definitivamente. A medio camino entre el chanchullo y el disparate se encuentra el nuevo proyecto liderado por Sick Boy y que va a volver a reunir al grupo: El rodaje de una peli porno. Este es básicamente el hilo conductor de la novela que vuelve a tener a Edimburgo y especialmente a Leith como escenario fundamental (aunque también hay viajes a Londres y Ámsterdam). Y
junto al sexo, cocaína a raudales, alcohol sin tasa, bastante violencia y
cualquier otra actividad de dudosa moralidad.
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