1938, nos
cuenta el autor, deducimos del título, es un año importante en la terrible
deriva del nacionalsocialismo. Deriva presentida obviamente ya que, se venía
bien avisado de lo que se avecinaba. Los nazis no engañaron a nadie.
En 1938,
resumimos a velocidad de mega ADSL por cable, se acabó con la poca oposición
que al régimen se mantenía. Como la que efectuaban algunos importantes
cabezones militares, nacionalistas, pero menos el recién llegado Hitler.
En este año del
señor de 1938 también sucedió que los judíos lo pasaron peor que en el
anterior. En pleno camino a la “solución final” los problemas para los judíos se
acrecentaron. Invitado y más invitados a largarse del país, muchos empezaron a
desfilar hacia los campos de concentración, se sufrían todo tipo de agresiones
y humillaciones en la calle y todo esto tiene su punto máximo de expresión en
la conocida como Noche de los Cristales Rotos, donde tras el asesinato de un diplomático
nazi por parte de un judío (tal vez un crimen pasional) se desencadenó (y se encontró la excusa perfecta) una oleada
de ataques a sinagogas, negocios y judíos en general.
Y luego tenemos
el Anchluss o como se llame, la anexión
de Austria, país natal del siniestro señor Adolfo y también la de los Sudetes checoslovacos
llenos de población germana, todo ello consecuencias y retazos sueltos de la
Primera Guerra Mundial. Para más información histórica la Wikipedia.
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