A
los ojos de un occidental, por ejemplo, es el caso, un español, Japón, desde
luego, resulta muy muy peculiar. Lógico, está muy, muy lejos y
su gentes, culturas y religiones nada tienen que ver con las nuestras. Se menciona
a Australia o Nueva Zelanda como nuestras antípodas, pero culturalmente un país
como Japón lo es mucho más. El pasado verano tuve la oportunidad de conocerlo
en un viaje turístico que me ha motivado en esto de conocer un algo de este
país. Y desde luego que este El grito silencioso del Premio Nobel Kenzaburo Oé confirma que estamos dentro de
una cultura muy diferente. Una cultura tradicional que imbuye la forma de ser y
relacionarse de los japoneses. Entre ellos mismos y con los de otras nacionalidades Y es que
desde luego Japón tiene una historia muy particular. En la Edad Contemporánea
dos acontecimientos han marcado la historia del país, la psique de los japoneses
e incluso las obras culturales que han producido. Por una parte la llamada
Revolución Meijí hacia 1870, un radical proceso de apertura al mundo exterior
tras mantener cerrado a cal y canto el país a las influencias extranjeras. Y unos 70 años más tarde la participación en
la Segunda Guerra Mundial saldada con una dolorosa derrota. Todo esto es
imposible obviarlo si se quiere entender este país… y esta novela.
Centrándonos
en ella y hablando sobre la trama podríamos definirla en dos niveles. Uno
sencillo y superficial, capilar diría alguno, y otro más profundo y complejo.
Vayamos con lo sencillito. La trama dice así: Tras el suicidio de un colega de
profesión y amigo y dentro del contexto de problemas personales, (hijo que nace
gravemente enfermo y mujer que se hace alcohólica, seguramente como
consecuencia de lo primero), y el reencuentro con un hermano vuelto después de
un periplo por los Estados Unidos de América, el protagonista junto con su
mujer, hermano y una pareja de amigos se dirige hacia su pueblo natal, perdido
en el Japón profundo, con idea, esto no
acaba de estar muy claro, de vivir allí
mejor (el sueño de la vuelta al mundo rural se da por todos los lugares). Allí
ya instalados inician su vida, rodeados de personajes singulares y pasan cosas.
En el
nivel más profundo, lo más substancioso de la novela desde luego, nos vamos a encontrar bastante
complejidad. Los dos hermanos, personajes fundamentales, un tal Hoshio y un tal
Takashi, representan dos formas de entender la vida y casi
se trata de unos estereotipos. Uno, el raciocinio y la integración en una sociedad; otro, el
sentido más aventurero e individualista. Pero además, para mayor complejidad hay un pasado que condiciona a los personajes. O mejor dicho, dos pasados. El más antiguo nos lleva a los años de la revolución Meijí y a
una revuelta en la que tuvieron papel destacado y opuesto, bisabuelo y hermano del bisabuelo. En los
bisnietos parece que la historia se repite. También tenemos un antecedente más
cercano, pero igualmente violento, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. En este caso un tercer hermano de los protagonistas muere
apaleado, tal vez, por los coreanos que habían llegado como prisioneros de
guerra. En definitiva un pasado de violencia, y de cambios, que condiciona como
una maldición a los personajes, que intepretan el pasado de forma muy diferente. De esto, creo yo, va la novela, del Japón rural, del modo de relacionarse como
pueblo y como individuos. Puede parecer raro, demasiado complejo pero curiosamente,
y esto es lo bueno, se lee de forma bastante amena y clara. Profundo y complejo pero no aburrido. (In my opinion)
Por
último comentar que el título original de la novela nada tiene que ver con el de la edición española. Al parecer el original es algo así como Fútbol en el primer año de la
era Mannen, pero la editorial debió de pensar que este nombre poco podría
motivar al público ibérico.
En el mes del libro no podía por menos de visitar este sitio tan sugerente... ¡animo! que es una idea excelente digna de ser copiada.
ResponderEliminarBss Carmen
tienes el libro para descargarlo?
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