viernes, 27 de julio de 2012

La Guerra de Sucesión de España. Joaquim Albareda Salvadó


           Desde que he decidido dejar de comprar libros, (alguno todavía cae, es la excepción que confirma la regla) debido a que mi pequeña vivienda no da más de si, y también para amortiguar en lo que me toca la reducción salarial consecuencia directa de la crisis, paseo por los recovecos de la biblioteca pública en busca de inspiración lectora. Y allí entre un montón de libros, la mayoría viejunos o ajados, vi uno que me llamó la atención. Primero por su título, la Guerra de Sucesión Española y segundo porque, además de su buen porte, estaba impoluto, como sin estrenar,  a diferencia de sus vecinos,  lo que le hacía destacar sobremanera como lo haría un joven tío cachas en la piscina de un geriátrico. Centrándome en el primer punto decir que la Guerra de Sucesión es uno de esos episodios claves en la historia de España. Lo curioso es que por la razón que sea, este conflicto tan importante y que ha condicionado la relación de las periferias con el centro, amén de ser el origen de nuestros actuales Borbones tengo la sensación de que es muy poco conocido. Incluso, me atrevo a decir, resulta más famosa la Guerra de Secesión norteamericana, cosas del cine, que la nuestra pese a haber  una escasa diferencia cronológica (poco más de cincuenta años). Y por supuesto, si nos metemos en comparaciones domésticas este conflicto, una auténtica guerra civil, resulta mucho menos conocido por el común de la gente que otros momentos de nuestra historia  como la Reconquista,  el reinado de los Reyes Católicos, la Guerra de la Independencia y desde luego,  la guerra civil del 36.

Batalla de Almansa

           Sobre de que va esto, ya saben y si no se lo resumo: Año 1700, Carlos II,  El último Austria, un tipo extraño (tanto que fue apodado el hechizado) muere sin descendencia.  El asunto no pilla de sorpresa y ya desde hace tiempo se veía que los días de los Austrias estaban contados en nuestra querida piel de toro. Así que desde fuera nuestros vecinos, comportándose como verdaderos buitres sopesan como repartirse el Imperio Español en Europa y allende el continente. Finalmente algunas maniobras en las que tiene gran importancia el Cardenal Portocarrero consiguen evitar la disgregación del imperio e incluso el de la propia España. Así se consigue que antes de la muerte de monarca se firme un testamento en el que se cede la corona española a un nieto del Rey Sol heredando este Borbón todas las posesiones.  Pero esta decisión no gusta en el resto de Europa. Los antecesores de la Merkel, del Cameron y otros, deciden que eso no puede ser, no puedo no puedo, diría Chiquito de la Calzada,  no puede ser. Piensan que es inaceptable que se forme un enorme bloque de poder con la previsible y lógica alianza familiar de los Borbones.  La guerra estalla en Europa y también en España. Si nos metemos en asuntos más domésticos decir que el otro candidato a la corona española será el archiduque Carlos que encontrará sus apoyos en los territorios de la antigua corona de Aragón y muy especialmente en Cataluña donde ven al centroeuropeo como un defensor de sus fueros frente al previsible centralismo del Borbón.

         Y dejo aquí la narración histórica. Mucho mejor la van a encontrar en cualquier otro lado, mismamente en la wikipedia.

         Y si, de esto va el libro. Ahora no se esperen en estas trescientas y pico páginas una minuciosa descripción de los hechos. El libro más bien pretende defender una tesis. La de que además del trasfondo de los fueros y los derechos regionales había un tema de modernidad, de que los austracistas estaban mucho más cerca de posturas democráticas frente al absolutismo de la dinastía francesa.   Y también por supuesto se nos habla mucho del hecho diferencial de la antigua Corona de Aragón y muy especialmente de Cataluña.  Para todo esto el autor se apoya en un montón de textos, memorias varias y otras fuentes históricas que por momentos hace un poco confusa su lectura. 

Ah, me ha gustado.



Entrevista con el autor

Wikipedia.


martes, 24 de julio de 2012

De Oñate a la Granja. Benito Pérez Galdós



                  Título engañoso para esta nueva entrega de los Episodios Nacionales. Si es cierto que nos damos una vuelta por Oñate, capital de la corte Carlista y que en las páginas finales se habla de la Granja (de San Ildefonso) y de sus sargentos,  pero ni siquiera nos vamos a llegar hasta allí. Y encima la primera mitad de libro nos la pasamos en Madrid, dándonos un ilustrativo paseo por una de sus cárceles. Y de esto nada se dice en el título. Tirón de orejas a Galdós. Y emoticono guiñando el ojo.

           Si despedíamos el anterior episodio de título Mendizábal con la detención de nuestros héroes, Calpena e Hillo, ahora lo comenzamos, como no, en la cárcel. Allí andan el joven y el viejo alejados de la chusma y los delincuentes habituales,  en una de las mejores suites de la trena, (el dinero lo consigue todo)  primero un poco temerosos, pero luego ya con confianza. Vamos, que tampoco están mal del todo. Al fin y al cabo la esperanza es lo último que se pierde y además van a tener la suerte de toparse con otros presos políticos como ellos.  Gracias a la “incógnita” que les sigue haciendo llegar cartas, van conociendo cosas del exterior. Aunque para el lector, es mi opinión, las misivas se hacen un poco largas y farragosas pero gracias a ellas además de los asunto de índole personal conocemos las últimas noticias políticas que nos hablan del fracaso del gobierno Mendízabal, (luego volverá, creo) y del estado de la guerra en el norte.

            La primera parte de la novela quizás peque de ser algo lenta. Pero eso va a cambiar en la segunda parte. Galdós nos vuelve a llevar como sucedía en Zumalacarregui a darnos una vuelta por el norte. Eso siempre viene bien y más aún cuando estamos en verano. El tiempo es más fresco por allí.

Carlos V, El pretendiente

              Eso si la aventura de verdad, es solo para el joven Fernando Calpena que parte en busca de su amada Aurora, Aura para los amigos. Para ello se embarca en la mínima comitiva  del aventurero italo-argelino Rapella y siguiéndoles nos recorremos la primitiva nacional I todo derechito hacia el norte, llegándonos hasta la ciudad de Vitoria. Y la actual capital vasca nos va a servir para ya adentrarnos en territorio de guerra, una especie de Irak o Afganistán de su tiempo, sin Burka pero con Chapela, para finalmente acercarnos hasta la guipuzcoana villa de Oñate,  donde se encuentra la corte del pretendiente Carlos y donde Calpena espera encontrar a su amada.

              Pero quizás lo mejor de todo el episodio venga al final. Al autor canario se le da muy bien la narración de aventuras. Y una buena nos espera en las últimas cincuenta páginas. Como un auténtico caballero,  todo un Quijote, Calpena va a  ayudar a escapar de las garras carlistas a dos jóvenes mujeres y a su padre moribundo, ya un poco ga-ga ( ¡¡a casa¡¡ no para de repetir). Una epopeya muy del tono de Galdós en las que se suceden los encuentros con desconocidos y donde nos recorremos las comarcas vascas en una escapada hasta los llanos castellanos-riojanos. Eso si tenemos también, no una, si no doble ración de folletín. Vaya una cosa para compensar la otra.